RAFAEL MONEO

Hoy será el último día para poder contemplar, en la Fundación Barrié, la muestra “Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión.”, imprescindible para quienes se dediquen a la arquitectura y sumamente educativa para todos los interesados en la cultura. Más de 30 proyectos arquitectónicos muestran la evolución de quien ha sido sin duda uno de los más notables arquitectos españoles de la actualidad; en Moneo se cumple perfectamente la necesidad de establecer un diálogo entre tradición y modernidad; tras la etapa de ruptura con la continuidad histórica, propugnada por las posiciones más extremas del funcionalismo.
La publicación en 1966 de los libros de Robert Venturi y Aldo Rossi  Complejidad y contradicción en la arquitectura y La arquitectura de la ciudad  tuvo una influencia clave en el cambio de paradigma, al reconocer la historia como pedagogía, frente al axioma moderno de alejarse de ella. La necesidad de establecer esa armonía con el pasado, sin renunciar al lenguaje de nuestra época, tuvo su expresión más lograda en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (1981-1985), una obra que le da a Moneo fama internacional y en la que se hace patente su compromiso con la historia. Anteriormente, (1969- 1973/77) había realizado, con Ramón Bescós, el edificio Bankinter, una síntesis lograda de diversos episodios de la modernidad. Moneo se había formado en el organicismo de la Escuela de Madrid, de la que es deudor para sus primeros proyectos, como el Concurso para la Ópera de Madrid, la Fábrica de Transformadores Diestre, la Ampliación de la Plaza de Toros de Pamplona o el Concurso para el Ayuntamiento de Ámsterdam; pero, tras su estancia en la Academia de España en Roma y la obtención de l Cátedra de Elementos de Composición en la Escuela de Barcelona, se alejará del organicismo para buscar una forma compositiva de gran libertad, basada en las lecciones de la historia y en la incorporación de fragmentos de arquitecturas, sin perder de vista la integridad del edificio y su relación con el entramado de la ciudad.
A partir de fines de los años 70 y década del 80 donde su obra alcanza una mayor complejidad, sobre todo en el mencionado Museo de Mérida. Desde mediados del 80, su proyectos, como Atocha, el Kursaal de San Sebastián o l´Auditori de Barcelona se convertirán en grandes piezas monumentales. Actualmente, sigue reivindicando la necesidad de escuchar el Murmullo del lugar, lo que queda patente en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, en la Catedral de Nª Sª de los Ángeles o en la Ampliación del Museo del Prado.

RAFAEL MONEO

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