ENTRE DOS MUNDOS

Expone en la galería Arte Imagen el pintor Eduardo Fernández Rivas ( Sada 1948) una obra inspirada, por una parte, en el mundo griego y, por otra en ciertos iconos del cristianismo; de ahí el epígrafe  de Entre dos mundos con que ha titulado su exposición. 
Trae esta obra un año después de haber mostrado, en el mismo espacio expositivo, sus versiones de Las Meninas velazqueñas, lo que da muestra de la ductilidad de su pincel y de la variedad de motivos que lo inspiran. Del mundo griego ha elegido, especialmente, las gestas de Jasón y de los Argonautas que partieron a la búsqueda del Vellocino de Oro y la de Perseo que tiene que cortar la cabeza de la Medusa, liberando después a Andrómeda. Se trata de dos hazañas llenas de heroico simbolismo, lo que exige un planteamiento épico y que él resuelve de modo acertado, sobre todo  en el que puede considerarse su más ambicioso cuadro: “Perseo liberando a Andrómeda”, donde  la lucha del héroe enfrentándose a las fuerzas de oscuridad aparece expresada en toda su titánica magnificencia, resplandores solares envuelven la ecuestre figura de Perseo,  para recordarnos que ha nacido de la lluvia de oro que Zeus sembró en el vientre de su madre Danae, y, como tal héroe solar, arremete contra las monstruosas criaturas que se agitan y retuercen entre  aguas de sombríos tintes esmeralda. 
E. Fernández Rivas resuelve la escena  con una grandilocuencia plástica muy similar a la de los artistas del Barroco: tensión de fuerzas, dinamismo y logrados contrastes de color y de luces y sombras, único modo de expresar la tremenda lucha interna y el esfuerza físico del héroe. 
Más  áticos, serenos, o apolíneos si se quiere, son los cuadros que muestran a Perseo  con la cabeza de la Gorgona ya cortada, reflejándose en el escudo que le regaló Minerva y también son griegas las figuras con las que ilustra el periplo de Jasón y sus relaciones con Medea, pues lo que cuenta ahora es lo que sucede tras la hazaña. 
A este mundo de héroes míticos y legendarios opone  los cuadros  que se inspiran en aspectos de la tradición cristiana, donde  el héroe es ahora Jesucristo y  la heroína es la Mater Dolorosa; los acompañan un coro de mujeres, tocadas de velo y mantilla negros, a las que llama Viudas de Dios y que remiten a la Semana Santa. Una expresividad ibérica de tintas oscuras, en la línea goyesca o solanesca, recorre esta serie, cuyo cuadro estrella es el rostro de la Dolorosa, representado por una dulce joven, de carnes macilentas que contiene las lágrimas.
 Rivas nos ofrece, no sólo dos mundos, sino dos estéticas, dos pintores en uno.

ENTRE DOS MUNDOS

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