MANZANO Y FRANCESCH, DOS PINTORES CORUÑESES

Nos toca hoy hablar de dos artistas que exponen en espacios municipales: Héctor Francesch, que lo hace en Palexco y Ramón Manzano, que cuelga su obra en el Palacio Municipal. Manzano es un veterano pintor coruñés, con gran domino del oficio, lo que demuestra en los tres géneros que trata: retratos, naturalezas muertas e interiores con personajes. Es en el retrato, sobre todo, donde sus capacidades expresivas se ciñen a un concepto clásico, con predominio de las entonaciones delicadas y suaves, que van desde las carnaciones ambarinas a los siena claro, buscando mostrar la belleza y serenidad de las jóvenes retratadas. 
Al revés, sus naturalezas muertas emulan las atmósferas tenebristas del bodegón barroco, plegándose a su temática de añosos tomos y viejos pergaminos, evocadores de códigos secretos y mensajes perdidos. También el pasado está presente en la serie figurativa “Damas e cabaleiros” y también aquí predominan las atmósferas terrosas y grisáceas, en las que se libran eternos combates o se ofician rituales de honor o tal vez de amor, entre guerreros de voluminosas y anacrónicas vestimentas, encerrados en oscuros palacios y provistos de adargas, de espadas o de lanzas; son escenas y personajes con valor simbólico que parecen extraídos del mundo de los sueños y llevan toda la carga de una herencia con la que se construyó Occidente.
Por el contrario, la obra de  Francesch es graciosa, lúdica, festiva, se mueve en el mundo del pop, como ya es habitual en él, trabajando, en este caso, sobre todo con la línea y sus azares. Por eso parte de un vídeo de esgrima, en el que los contrincantes dibujan con sus espadas invisibles rayas en el espacio, que más tarde él traduce a marañas de colores. Émulo de lo mismo, trenza en el aire, con numerosas pajitas de colores un recinto de oreado cromatismo o dibuja laberintos digitales también con pajitas. 
No puede haber creo, ya nada más ligero, más fútil, más pop y menos grandilocuente que este artilugio de succionar que usan los niños. Y por ello, da cuenta de la atmósfera de ruptura con todo lo pesado o lo cargado de mensajes que ha consistido hasta aquí la historia del pensamiento. Esto, en realidad, es llevar lo dadá a su máximo extremo: seamos libres, ligeros, infantiles, desinhibidos, nuevos. No vamos a ser nosotros quienes enjuiciemos si el arte debe tener o no mensaje y sobre todo mensaje profundo; para la plástica lo que cuenta, sobre todo, es el ojo, el modo de ver y de mirar y por eso él titula Oculus esta muestra en la que invita a mirar inocentemente, como si fuese el primer día de la Creación.

MANZANO Y FRANCESCH, DOS PINTORES CORUÑESES

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