Manuel Patinha: do papel ao aceiro

E l año 1999 saludábamos una exposición de M. Patinha (Póvoa de Santa Iria, Portugal, 1949) en A Maestranza;  se trataba de piezas de acero de color ferruginoso, cuyas formas curvilíneas dialogaban perfectamente con el entorno. Las obras que ahora expone en Palexco, seleccionadas por la comisaria Rosario Sarmiento, parecen también hechas ad hoc para integrarse en este austero y grisáceo ámbito; son esculturas de sobria factura .inspiradas en formas orgánicas, aunque llevadas a una estilización total: el óvulo, la semilla, la perla, el fruto, el tronco de árbol con las incisiones de la tala, las ondulantes y voluptuosas formas femeninas o, incluso, los enredados giros de la luz del amanecer. Predominan, en este caso, las superficies convexas y los recipientes cerrados, con frío brillo de estaño, construidos a base de tiras soldadas, semejantes a gajos de naranja, de tal manera que resaltan las costuras que unen los planos de soldadura, convirtiéndose este cosido punteado de las líneas de juntura en un valor plástico más.
Patinha consigue arrancarle al frío material sugerencias inéditas e incluso transmitirle una calidez inusitada. En principio, podríamos pensar que estamos ante vasijas o recipientes, como los que son habituales para guardar líquidos, pero luego sentimos que se trata de contenedores de emociones, de evocaciones antropomorfas, que unen lo sacralizado con lo imponente, como ocurre con “Prima donna”: vaso-mujer alargado, cuyo cuello se estrecha hasta la fragilidad, para sostener luego una teatral “ cabeza” en forma de U, con  alas a ambos lados; lo mismo ocurre con Naroina, especie de sílfide u ondina, con cabeza-semilla de la que nacen antenas.

Manuel Patinha: do papel ao aceiro

Te puede interesar