LAUREANO ÁLVAREZ Y PABLO PICASSO

Apropósito de la marea picassiana que felizmente nos invade, hoy queremos recordar a  Laureano Álvarez, que fue uno de los más finos y agudos críticos de arte que tuvo nuestra ciudad, porque, con motivo de una muestra de pintura de la Generación Doliente, realizada en 1977 (¡hace 38 años!), cuando nadie se acordaba del Picasso coruñés o se infravaloraba esta etapa, él se arriesgaba a hacer unas afirmaciones que queremos recoger al pie de la letra. Decía, en artículo de La Voz del 20 de setiembre de 1977 lo que sigue: “Sigo pensando, aún en contra de las manifestaciones de Sabartés, que el afloramiento del genio de Picasso se realizó en La Coruña. En 1894, Picasso dibuja intensamente y pinta en nuestra ciudad. Posiblemente lo más destacado de su pintura ese año sea el retrato de su tío Baldomero Chiara y ‘Pareja de ancianos’. Del año siguiente, aún en La Coruña, ‘La niña de los pies descalzos’, ‘Un mendigo’, ‘El hombre de la gorra’ y el retrato del doctor Pérez Costales… Es preciso comparar estas pinturas con las de la exposición que comentamos y, de manera concreta, con ‘Cabeza de anciano’ de Carrero. Deteniéndose en el estudio, se observará como esta cabeza nos ofrece semejante colorido y modo de hacer con ‘Un mendigo’ y con ‘El hombre de la barba’ de Picasso, pintado este último cuadro en 1896. Pienso que están en la misma línea por el encuadre y concepción del rostro, así como de la técnica seguida. Sólo pretendo insinuar, como sembrando. Pero considero preciso realizar, entre otros, este estudio, para conocer la importante influencia que ejerció el ambiente coruñés en la formación de Picasso. Por otra parte, para seguir acreciendo razones, debe compararse el muy elaborado retrato del doctor Pérez Costales hecho por Vaamonde, con aquel otro tan querido por Picasso que guardaba, con apasionado culto, en su estudio de la rue des Grands Augustins, en París. Aunque sólo fuere por esta posibilidad de estudio, merece la exposición organizada por la Diputación de La Coruña, nuestro entusiasta reconocimiento.”
Ahí quedan estas acertadas reflexiones, que no sé si fueron conocidas y tenidas en cuenta por los organizadores de la exposición y de los actos que giran en torno a la etapa coruñesa de Picasso. En todo caso, para nosotros (que de cuando en vez, sacamos del baúl de los recuerdos joyas como la presente) es de justicia recordar a este gran crítico, que era también excelente poeta y mejor persona y cuya obra, inédita aún, está pidiendo que alguien se ocupe y la publique.

LAUREANO ÁLVAREZ Y PABLO PICASSO

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