Jornadas sobre Picasso

En coincidencia con la exposición del Museo de Belas Arte, en la que se recoge la etapa coruñesa de Picasso, la semana del 9 al 14 de marzo, –y con  el título “Diálogos arredor de Picasso”–, ha estado dedicada a poner en relevancia aspectos, muchos de ellos inéditos, sobre la estancia del malagueño en nuestra ciudad. X. R. Barreiro nos introdujo en la activa Marineda finisecular, con su culta burguesía de funcionarios, periodistas, industriales o del ramo de las profesiones liberales, que ha creado un carácter de ciudad y una civilidad sui generis y que es de la que se nutrirá el recién llegado Picasso, al tiempo que, como niño que era, se iba con la pandilla liderada por el Fechorías a torear las olas del Orzán. Xulia Santiso, del equipo de la Casa Museo de Doña Emilia, nos descubre que, a raíz de la publicación de su obra Nuevo teatro crítico,  Picasso decide editar su propia revista, porque – según confiesa- le gustaría colaborar con  la Pardo Bazán, pero es consciente de que no sería admitido, dada su edad. Esto ocurre en el año 93 ( es decir, dos años después de llegar aquí) y al periódico que autoedita, le llama Azul y Blanco, que son los colores coruñeses, según nos ha contado Rubén Ventureira, autor con Elena Pardo del libro Picasso azul y Blanco. A Coruña: el nacimiento de un pintor, quien ha hecho un pormenorizado e interesantísimo recorrido por sus 4 años coruñeses.
Elena Pardo nos introdujo en sus trabajos de la Escuela de Bellas Artes, que entonces se encontraba en los bajos del Instituto Eusebio da Guarda, destacando la figura de su padre como maestro y la de Amorós, Román Navarro y Brocos; con un recorrido por las copias y dibujos del natural de aquella época, así como por las obras de autoría propia, demostró claramente aquello que Picasso decía de sí mismo “que nunca había hecho dibujo infantil.
Una de las charlas más ilustrativas fue la de Enrique Mallen, catedrático de la Sam Houston State University de Texas, que probó fehacientemente como La niña de los pies descalzos constituye un modo de entronización de la mujer, un tratamiento casi sacralizador que se repetirá una y otra vez en sus retratos de modelos femeninos: idéntica postura sentada, brazos cruzados sobre el regazo, etc, un modo de dar relevancia, consciente o inconscientemente, al tema de las magna mater, de la gran diosa genetriz. Luminosa, brillante, la conferencia de Felipe Senén nos llevó por los caminos de Picasso, desde las presencias invisibles del genius loci coruñés, que como niño sensible respiró e interiorizó, hasta el monte Saint Victoire, en cuyas faldas está enterrado y el cual tantas veces pintó Cezanne, impulsor del cubismo. El destino de Picasso, como el de Luis Seoane que puso en relevancia David Barro, estaba escrito y A Coruña fue su trampolín.

Jornadas sobre Picasso

Te puede interesar