Exposición de Carlos Montero

En  Arte Imagen expone Carlos Montero (Lugo, 1946), el cual tiene una importante trayectoria como arquitecto  restaurador de la Dirección General de Bellas artes y de la Dirección General de Patrimonio de la Xunta, amén de una dilatada y fecunda actividad cultural, al lado de personalidades como Alcorlo, Pablo Serrano, Isaac Díaz Pardo, Aranguren etc. 
Dotado de extraordinaria capacidad fabuladora,  su obra –marcada por un gran dominio del dibujo– tiene por protagonista central al ser humano y su eterna tragicomedia , que él trata con  humor e ironía de pura raigambre galaica, sirviéndose para ello de contrapuntos, de símbolos y atrevidas metáforas visuales. Así, lo mismo desnuda las arrogancias y vanidades de cierto tipo de burgués, -como en “El nido”, donde aparece una pareja de empavonados personajes, convertidos en emplumadas aves que cacarean orondos e hinchados desde la alta rama a la que se han encaramado-, que se aproxima a reflexiones más metafísicas, como en “Escapada con recuerdos”, donde la vida, con  su inevitable devenir, aparece representada por  un tren alejándose en el encendido ocaso hacia el horizonte, mientras en la estación aguardan otros viajeros y el pasado perdido se representa por una ciudad enterrada bajo las tablas de la sala de espera. Una faceta importante de su obra, amén del juego contrapuntístico en el que relaciona tiempos y espacios dispares, es la presencia de la arquitectura erigiendo el escenario  real o alegórico sobre el que discurre el drama humano; así, por medido de algún emblemático y noble edificio puede hacer referencia a una calle de la ciudad, azotada por el vendaval de lluvia, mientras los pobres viandantes corren para coger el tranvía; o puede construir intrincados y laberínticos pasajes, como en el cuadro “Alicias”, que recuerdan las imposibles arquitecturas de Escher, en el que hace convivir edificaciones actuales con pirámides o con cúpulas renacentistas y entre las que se afanan docenas de caminantes, atrapados en el dédalo que representa de algún modo la historia sin salida de la humanidad. “Nosotros”, a los que él pone rostro en el cuadro homónimo, somos los actores de este gran circo del existir: payasos, acróbatas, volatineros, saltimbanquis…; o somos los espectadores encantados- en el sentido etimológico del térmico-, es decir embrujados, hechizados, fascinados por las piruetas y hazañas que ante nuestros ojos se producen; o somos los viajeros de nuestros sueños locos, que llevamos en la cabeza un “Missisipi cerebral”, con su barco fabuloso que navega los ríos que anhelamos; y Carlos Montero es el cronista amable, jocoso, que pone rostro a todo ello, con su lápiz y su pincel, también fascinado y encantado.

Exposición de Carlos Montero

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