CAJAS-HOMENAJE DE MONCHO BORRAJO

Cajas, estuches, cofres, contenedores de recuerdos, archivos mudos de secretos íntimos es lo que ofrece Moncho Borrajo en su actual muestra de la galería Atlántica. La poética de las cajas nos incita poderosamente, por ello entendemos este amor que lleva a guardar “lo más preciado en cajas de miles de formas y para diferentes eventos, cosas, personas,” etc – según declara el propio pintor-; son obras que ha ido realizando, pues, al impulso de emociones y encuentros que quería proteger.
En el fondo de estas cajas están sus papeles, arañados, desgarrados, del color ocre de la tierra desnuda o del alma que vibra con ella y, en la superficie aparece la transparencia ambarina de la resina que sella y protege lo que hay debajo, como queda sellado y protegido el fósil atrapado en el ámbar; se unen así a la evocación visual el perfume del momento, el eco de palabras, de lugares y personas, pero también el trazo, las escritura conmovida que provocaron; un ensamblaje de las propias vivencias, con paráfrasis de pintores admirados o collage de sus obras, con partituras y con versos evocadores. Moncho Borrajo hace guiños a Velázquez, a Botero, a Picasso, a Maruja Malo, a Sara Montiel, a Juanita Reina, a Millares, a Stephen Conroy, a Celso Emilio..; su infancia se refleja en la Xanelas do frío, su autorretrato señala los vínculos familiares, tal vez también el desarraigo y los tránsitos de su vida van y vienen en cruces, en escorzos, en esquinados ángulos, en tintas rojas salpicando el espacio, como ya es habitual en su obra. Ya en su anterior muestra, que tituló “Hacia la esencia” hablamos de este sentir emocionado, de estas conmociones íntimas que se presienten en su obra que, pese a tener casi siempre una composición geométrica de signo constructivista, busca su arraigo matérico en la naturaleza, estableciendo un continuo diálogo entre las vivencias, a veces desgarradoras, y el ansia de equilibrio y serenidad. De este continuo contrapunto entre los recuerdos con su nostalgia adherida y de la inevitable marcha del tiempo, y el intento de convertirlos en algo atemporal, tal vez eterno, surgieron estas cajas, estos homenajes y la vida- como ya dijimos con ocasión de su primera muestra en Atlantica, en el año 2002- se desliza  por ellas en su generoso y abierto fluir; acotarla, guardarla, hacerle un recinto perfecto e inalterable es el ansia de todo artista del corazón.

CAJAS-HOMENAJE DE MONCHO BORRAJO

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