NÚMEROS Y PRINCIPIOS

Han pasado cuarenta y ocho horas en las que, una de dos, los medios de comunicación en general perdieron el sentido de la realidad o los periodistas nos incorporamos al cuadro de actores del gran teatro político. Dicho sea por la difundida sensación de estar al final de un camino con el anuncio de que, por fin, ya se logró, ya hay acuerdo, el socialista Sánchez y el centrista Rivera habían alcanzado un pacto de gobernabilidad.
Como en política se escenifica todo, ya no sabemos distinguir lo real de lo aparente. Lo aparente es la fumata blanca de la alianza PSOE-Ciudadanos. Lo real es que no sirve para desbloquear el problema ni deroga en los nuevos socios su condición de meritorios. En otras palabras, la matemática impone su ley y, por ahora, no desmiente que vamos hacia una investidura fallida.
Los dos partidos suman 130 escaños. No da para llevar a Sánchez a la Moncloa. Los números solo darían, por mayoría absoluta, si se sumara Podemos. O incluso por mayoría simple si se abstuviera junto a los nacionalistas. Hablar por hablar. Pablo Manuel Iglesias ya ha dicho que nones. Lógico, aunque solo fuera por ser coherente con su veto a Ciudadanos, si bien las razones son más de fondo y se refieren a una incompatibilidad con el PSOE, cuyo espacio quiere confiscar para la causa de la izquierda mochilera.
Tomemos como base del análisis la siguiente declaración de Antonio Hernando, portavoz de los socialistas: “El cambio vendrá desde la transversalidad”. Ocurre que tanto la matemática como los principios son transversales, porque los sumandos vienen de dos demarcaciones ideológicas, aunque sean contrapuestas. O sea, que pueden venir de la izquierda o de la derecha. O de ninguna de las dos, como es el caso, pues las dos rechazan el programa de Gobierno pactado por PSOE y Ciudadanos.
Por tanto, queda la imposible transversalidad de los números como causa última de la investidura fallida que se avecina. Es la consecuencia aritmética de la voluntad de bloqueo que ejercen las fuerzas políticas situadas en los extremos del espectro. Por la derecha, el PP, que solo admite un gobierno presidido por Rajoy. Y por la izquierda, Podemos, que no admite entrar una alianza en la que esté Ciudadanos.
Pero donde no llegan los números llega la política, con efectos a corto y medio plazo. Me refiero al acreditado compromiso de Sánchez y Rivera frente al reto de la gobernabilidad. Y a las dificultades que Rajoy e Iglesias van a tener para explicar las razones de su rechazo a los contenidos programáticos del pacto PSOE-Ciudadanos. Será un excelente yacimiento de datos para que los votantes formen criterio ante una eventual repetición de las elecciones generales.

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