La gala

Vale que los presentadores de la Gala del Cine (Premios Goya) no dieron la talla y eso pudo influir en un seguimiento inferior en 600.000 espectadores a la del año pasado. Pero también es verdad que, a diferencia de anteriores ediciones, no se habían generado expectativas. El hecho de no haber puesto alto el listón debía haber servido de freno a las críticas. No ha sido así. Las críticas han resultado agrias con los presentadores, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, aunque nunca dijeron que iban a romper la pana.
Una gala despolitizada a mayor gloria de la causa feminista. Ni una sola mención a la pesadilla del separatismo catalán. Y eso sí es lo que salimos ganando. El precio fue que los abanicos rojos se comieron a las estrellas. Quiero decir que la consigna por una mayor presencia de mujeres en el mundo creativo de la cinematografía acabó eclipsando a las individualidades que tradicionalmente reinaban en el Photoshop con sus modelos. Pocas referencias en ese sentido.
El caso es que las famosas y los famosos desaparecieron en las apelaciones feministas. Desaparecieron incluso las figuras de la vida política que, como Pablo Manuel Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera, dieron mucho de sí en años anteriores. Aunque solo fuera por la indumentaria.
Dos paradojas en el relato de este año. Una es la mancha negra de hombres que aparecía en la parte derecha del auditorio, según se miraba desde el salón de casa. Era el equipo de “Handía”, una de las películas triunfadoras de la noche. Oiga, todos hombres. Ni una sola mujer en el equipo del director, Aitor Arregui.
De paso, mi pellizco feminista, por estar a tono. Naturalmente que Arregui y su elenco masculino han trabajado con mucho más medios que Carla Simón (“Verano del 93”) o Isabel Coixet (“La Librería”), que fueron las triunfadoras de la noche junto a la actriz Nathalie Poza.
La otra paradoja es de carácter idiomático. En cuanto a películas, ninguna de las tres triunfadoras fue rodada en castellano. Lo cual es un verdadero contrasentido en la noche del cine español.
Tan español, por supuesto, es el catalán (“Estiu 1993”) como el euskera (“Handia”), por supuesto. No obstante, creo que la marca de la España plural hubiera lucido más si una de las tres se hubiera realizado en el idioma mayoritario del Estado. Qué se le va a hacer
Ah, olvidaba decir que la tercera, “La Librería”, dirigida por la gran Isabel Coixet, fue rodada en inglés.
Mecachis.

La gala

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