Arrollador triunfo de Feijóo

Incuestionable. Contundente. Fue la campaña de Feijóo. Ha sido el triunfo más personal y rotundo de Núñez Feijóo. Es la tercera vez. La más difícil, y quizás también la más pasional, inteligente y audaz. Nada han tenido que ver las dos primeras con esta de ahora, una, la de 2009 casi por sorpresa, inesperada, la otra, la de 2012, revalidando el esfuerzo hecho y en plena vorágine de una crisis tremenda y en plena ola de recortes a nivel estatal. Esta sin duda, es la victoria de la madurez, de una realidad de gestión, de solidez, de credibilidad, de confianza que han percibido la mayoría de los gallegos en el presidente de la Xunta. Un respaldo a una forma de hacer y entender la política. Con decisión y cercanía. Por mucho que algunos digan que en frente no tenía un candidato fuerte. Pero olvidan el desgaste que es ínsito a casi ocho años de gobierno. Años difíciles, duros, y en los que las decisiones y acciones ni fueron fáciles ni siempre entendidas. Nada tienen que ver estas elecciones con las tres últimas a nivel nacional. La arena electoral autonómica no tiene nada que ver. Y aquí la votación es un respaldo o por el contrario un rechazo a la gestión de Feijóo. No hay otras valoraciones ni otros ingredientes que no tengan que ver con Galicia.
Una espléndida campaña planteada por los populares frente a la errática que han llevado los otros, salvando quizás la buena campaña e imagen que ha dejado Ana Pontón que ha sabido rentabilizar como nadie una buena actuación en su debate electoral del día 13. Algo que sin duda ha permitido mantener a flote al BNG quién supo dejar las discrepancias y las dagas antes de la campaña. Algo que no han sabido hacer ni las Mareas, con un Podemos en plena guerra abierta y que estalló en la última semana de las gallegas y un Partido Socialista roto en Galicia y con un Ferraz insensible y sordo hacia los socialistas gallegos. No ha sido el día histórico que tanto blasonaba Luís Villares, que, finalmente ha visto como las Mareas sí ha superado a los socialistas. Éstos sufren el peor resultado autonómico. La caída no ha tocado suelo aún. Cada cual tiene que saber extraer sus consecuencias. Ciudadanos se perdió en la generalidad de un discurso que no ha sido capaz de ser entendido no conectar entre los gallegos, máxime cuando su candidata dejó clara su posición desde el primer momento. Sin duda mucho voto potencial acabó siendo un voto útil a favor de Feijoo. Esta era uno de los grandes riesgos para el candidato popular. Perder votos por esa vía y que ni siquiera tuvieran representación parlamentaria.
Núñez Feijóo es el mejor candidato que hoy tiene el Partido Popular. Y lo es no solo en Galicia, también a nivel nacional. Tres mayorías absolutas. Ésta última incuestionable. Y en un momento donde el partido a nivel estatal ha sufrido dos duros reveses electorales, tanto en las locales como en las legislativas, dejándose la friolera de tres millones de electores y un tercio de escaños en diciembre y recuperando una pequeña parte en junio. Fortaleza, respaldo, liderazgo, presente y mucho futuro. Ganan los populares, pero es un éxito personal de Núñez Feijóo y sus años de gobierno. Tres victorias. Queda mucho Feijóo. Sube en votos, sube en escaños tras ocho años al frente del gobierno. Un premio que los gallegos le manifiestan en votos y escaños. Un triunfo que además, beneficia de primera mano a Rajoy, quién de nuevo se implicó en estas elecciones y esperó el bálsamo de un resultado que le sonríe y le impulsa al igual que en 2009.

Arrollador triunfo de Feijóo

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