“Sólo lápiz”, de Omar Kessel

La Fundación Venancio Salcines ofrece la muestra “Sólo Lápiz”, de Omar Kessel, nacido en La Habana, en 1953, en cuya Escuela de Artes Plásticas y en el Instituto Superior de Artes se formó y graduó. Afincado en Galicia desde 1991, fue profesor de grabado en el CIEC hasta su jubilación. Cuenta en su haber con  una exitosa carrera expositiva , no sólo en Cuba y España, sino, sino en Brasil, Luxemburgo, Nicaragua y California, entre otras.. Aunque ha destacado en el terreno de la gráfica, su magisterio se extiende a la pintura al óleo y al dibujo de cuya excelencia da fe la actual exposición “Sólo lápiz”, en la que demuestra su extraordinario dominio de la línea y del trazo, con los que acierta a construir  exquisitas entonaciones y un extraordinario modelado de las formas y figuras representadas, que, en esta ocasión, son, especialmente, desnudos femeninos. Se trata de mujeres, a las que insufla una carnalidad de poderosas y táctiles formas curvilíneas que, de algún modo, por su exuberancia barroca podrían emparentarse con las de Rubens. 


Podemos verlas como objetos de deseo, pero también  como musas y diosas; pues las rodea de un halo poético, envolviéndolas en trasparentes velos que más bien acentúan que tapan su desnudez,. La mujer es así, a  la vez, como en “La novia”,  la virgen y frágil criatura de cuyos ojos se deslizan lágrimas y la incitadora sexual, frente a la cual el hombre está perdido, lo que hace que tienda hacia ella sus brazos como si fuesen garras.  Si la condición humana  es uno de los temas inspiradores de Omar Kessel , tiene en el erotismo, por ser su pulsión más poderosa, su máxima expresión; en él se concentra todo lo que hay de hermoso, pero también todo lo que hay de inalcanzable y de angustioso pathos. Como es característico de todo su quehacer, usa el desnudo femenino para configurar ángulos secretos y abrir ventanas a la imaginación. De este modo, consigue llevarnos a las honduras psicológicas y desvelarnos, por medio de sutiles símbolos, aquellos aspectos que se ocultan bajo la apariencia; así, por ejemplo, en la obra “Saturna”, la pequeña ave que pica un pezón del pecho de la joven, puede leerse como una metáfora de transformación, de hacer del deseo algo alado y noble; por su parte, la “Virgen de los percebeiros” parece aludir a que hasta el más humilde de los oficios necesita tener su culto y ser consagrado. 


La mujer es la eterna Eva  unida al adámico árbol de la vida, como dibuja en “Mírame bien”, o la que se baña en las aguas generadoras, mientras un hombre la observa escondido entre las ramas de un manzano , como refleja en  “Eva y el baño”. Dibujante extraordinario y gran conocedor del cuerpo humano, es también dueño de un lenguaje plástico de singular expresividad,. lo que le permite romper esquemas y dibujar con gran libertad, a fin de captar las pulsiones anímicas que actúan escondidas y que él revela en una postura,un gesto, un rostro vuelto o una mirada. Artista profundo sabe que la vida es una gran incógnita y  que en ella  tiene  la mujer un protagonismo esencial.

“Sólo lápiz”, de Omar Kessel

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