El modelo es Venezuela

El presidente Nicolás Maduro suele arremeter contra España en vísperas del Día de la Hispanidad y este año tampoco defraudó. Hablaba de la guerra Israel-Hamás y evocó la figura de Jesucristo “un joven palestino… condenado injustamente por el imperio español y por las oligarquías que dominaban religiosamente la zona… fue clavado, asesinado, torturado…”.  


Culpar al imperio español de la muerte de Jesucristo es el mayor anacronismo jamás escuchado que revela su ignorancia sobre Palestina, sobre el imperio romano y sobre el Imperio español. Pero el desconocimiento de la historia y la inquina contra España de Maduro son la anécdota.


La categoría es la degeneración de la democracia en aquel país, secuestrada por el chavismo que él representa. El 17 de octubre firmaba con la oposición los acuerdos de Barbados cuyo primer punto era que cada partido elegiría sus candidatos a las presidenciales de 2024 y unos días después se celebraron las elecciones primarias de la oposición que ganó María Cristina Machado con el 92% de los votos.


Esta mayoría aplastante y el predicamento de la señora Machado amenazan la victoria de presidente Maduro y, por eso, el Tribunal Supremo a las órdenes de su Gobierno invalidó esas primarias “a todos los efectos” y recordó que Machado “tiene inhabilitación política firme durante 15 años”. Los gobiernos autocráticos funcionan así. Eliminan los controles y la división de poderes y concentran todo elpoder en pocas manos con una cabeza visible que allí es el señor Maduro.


¿Alguna lección de Venezuela para España? Circulan por la red varias “presentaciones” en las que ciudadanos de aquel país advierten que España se está deslizando hacia la autocracia venezolana. Los indicios son muy inquietantes: el Gobierno de España, poder ejecutivo, ningunea y neutralizó al Congreso, el poder legislativo; colonizó la Fiscalía y el Tribunal Constitucional y pactó con Junts comisiones parlamentarias para “fiscalizar” las sentencias de los jueces a los que pueden acusar de prevaricadores. Le falta prohibir la oposición a la que casi está negando el derecho a existir.


Estas invasión de las instituciones abre la puerta a indultos y a pactos increíbles con los independentistas, a la amnistía a golpistas, malversadores y terroristas, y a otras actuaciones propias de autócratas, que no caben en una democracia homologable.


Parece evidente el corrimiento de la democracia española hacia el modelo venezolano que asesora Zapatero, admira la vicepresidenta Díaz y ve con complacencia el Gobierno español. Un internauta recuerda la inscripción del Túmulo de la ermita de Abraveses de Tera (Zamora): “Cómo te ves, me vi; como me ves, te verás. ¡Advertidos estáis!”. Es una buena metáfora.

El modelo es Venezuela

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