Miguel Marina, na Galería Nordés

Expone en la galería Nordés Miguel Marina ( Madrid, 1989), licenciado en Bellas Arte por la Universidad Complutense, estudios que amplió en Bolonia, Roma, Barcelona, entre otros lugares, y con una ya amplia carrera expositiva. Su actual exposición “Sol y solitaria, llena de avispas”  lleva el mismo título que el gran cuadro de dos por tres metros que la abre y que puede leerse como un paisaje acuático agitado por corrientes que llevan en suspensión una espesa flora verde azulada y hojarascas rojizas, que nos transmite la sensación de representar las poderosas fuerzas del agua y de la tierra. Todo en la obra de Marina nos hace sentir que actúa como un mediador que recoge lo que le viene de las profundidades y de una percepción íntima de las energías de la naturaleza, a las que representa por medio de trazos móviles y agitados, dando cauce a la idea de que todo está en constante cambio o en búsqueda de un más allá.


Títulos como “Seguir y seguir”, “Hacia atrás” o “Seguir así” corroboran esta impresión de que quiere reflejar el acontecer imparable, todo eso que es móvil e inasible y cuyo ejemplo más claro es el de la luz; es de destacar, en este sentido, como, en algunas de sus obras el espacio blanco de fondo toma relieve viniendo a ser, de algún modo, espacio luz o “la soledad blanca” de Malevich; esto es especialmente visible en las obras “Frente” y “Dos soles” donde los trazos se han vuelto tan sutiles y aéreos que son casi invisibles y lo que impera es esa alba y clara inmensidad. Escribe sobre el soporte como si lo hiciera en el aire, como un vuelo de la mano que dibuja materia aligerada, para hacerse portavoz de las etéreas y gráciles criaturas, a las que,  llama, metafóricamente, avispas. No hay en su hacer formas reconocibles, sino gestos que son como cadencias líricas entrecruzándose  y hablan de que todo está en constante cambio y búsqueda continua; de modo que su estética puede definirse como una forma de informalismo donde lo que cuenta es el flujo rítmico. También algunas obras, como “Aquí eran dos”  o “Paisaje de antes” se pueden relacionar con el tachismo cuya meta era la expresión emocional y pintar sin planificación, para ir más allá de lo que se manifiesta a los ojos.


Se puede decir que Marina bebe de las fuentes que revolucionaron el arte del siglo XX y para las cuales el arte no puede ser imitación sino revelación  y expresión evocadora y, como ellos, busca diálogos abiertos al ensueño y deja que su mano vuele en líneas y trazos que buscan, cantan, exclaman, se asombran o, quizás a veces, gritan, a la vez que dejan patente que todo está en constante cambio. Respecto al color, se nota la preferencia por la monocromía, ya sea en azules, como en “Está bien” o “Hacia atrás”; ya en tonos tierra rojizos, como en “A lo mejor” y “Seguir y seguir”; pero, a veces, nos lleva  a nocturnos y oscuros espacios en los que se  perciben apenas formas desdibujadas y todo parece envuelto en un misterio  inexpugnable, como en “Seguir así” y “Torcer” donde lo que alienta son rastros o visiones de indefinibles criaturas.

Miguel Marina, na Galería Nordés

Te puede interesar