Leopoldo Novoa-Hacia síntesis

La exposición “Leopoldo Novoa - Hacia la síntesis”, de la galería La Marina ofrece un recorrido por la pintura del artista pontevedrés, al que acompañan Luis Caruncho , Manuel Molezún, Francisco Mantecón y Ánxel Huete, con una selección de obra que justifica el título “Hacia la síntesis”, porque, efectivamente, lo que podemos contemplar son  momentos de estos creadores que los llevaron a procesos abstractivos, en los que  buscaron revelar lo esencial. Así, Mantecón (Vigo 1948-2001) nos ofrece un lienzo minimalista de planos grises donde el rigor compositivo encuentra su contrapunto en lo gestual y lo atmosférico, originando un espacio donde la armonía convive con el desasosiego. 


El óleo de Manuel Molezún ( A Coruña, 1920- Madrid 2001), de la serie Ibiza de 1962, expresa, en ondulantes azules, una red de fluyentes relaciones abiertas a todos los posibles y llenas de lirismo. El lienzo de Anxel Huete ( Orense 1944) presenta un espacio estructurado como un recinto, en planos  geométricos de color azul y violáceo que convergen hacia un centro en el que reposa un nódulo de  agitadas formas bulbosas. 


De Luis Caruncho ( A Coruña, 1929- Madrid, 2016) hay seis obras  que nos llevan desde su etapa cubista hacia sus composiciones geométricas regidas por estrictos ritmos diagonales y simetrías armónicas. Los doce cuadros de Leopoldo Novoa (Pontevedra, 1919 - Paris 2012) son de una etapa donde lo matérico toma especial protagonismo y establece contrapuntos con el vacío, a la vez somete el lienzo a abultamientos y tensiones de fondo dejando sentir el reverso del cuadro o abriéndole orificios. Está presente también la época de la ceniza, a la que dio el título de “Next time the fire”, con la que crea negras superficies  opacas y rasposas, que recogen el pathos humano de una época oscura. Su obra interroga al espacio, a las fuerzas cósmicas, a los ritmos naturales de construcción y destrucción, a todo aquello que, aunque oculto, puede aflorar en heridas o rasposas tactilidades , puede dejar desasosegantes heridas o agujeros negros, que vienen de las profundidades del ser. Otras veces, abre un ámbito blanco de silencio sosegado punteado por leves insinuaciones de filas lineales  y planos irregulares en relieve. 


La existencia y el mundo se le ofrecen como un gran enigma lleno de secretas fuerzas agitándose entre las tinieblas y la luz. De esa lucha de contrarios parece nutrirse la mayor parte de su obra que, desde que la conocemos , en su primera muestra de la  Galería Mestre Mateo, por la década del 70, sigue llevándonos a la puerta de la Esfinge. 


Para poder expresarlo, hace del cuadro un espacio de cosmogonía donde caos y cosmos prueban sus  energías antagónicas, lo que consigue  tensionando la tela, de modo que revele esos arcanos desconocidos donde se gestan mudos y sombríos poderes prontos a estallar.. A pesar de que -como él  mismo confesó- buscaba la Nada, consiguió que la materia plástica se hiciese carne de su ser, para plegarse a las necesidades comunicadoras de su espíritu.

Leopoldo Novoa-Hacia síntesis

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