“Entre dos siglos”, en la galería María Pita

La galería La Marina-José Lorenzo ofrece la muestra “Entre dos siglos ( fines XIX -1950)”, en la que a través de obras de  Benlliure, Pérez Villaamil, Zabaleta, Manuel Molezún, Ginés Parra o Labra, entre otros, podemos constatar la diferencia de motivos y los cambios estéticos que van desde el costumbrismo decimonónico a las aportaciones rupturistas de artistas que se alejaron del academicismo o fueron influidos por las diversas vanguardias.  Aunque ya en siglo XIX surgen  movimientos renovadores, como el simbolismo o el impresionismo, reflejar la realidad, acercarse a la historia o a aspectos de lo popular motivaron a muchos artistas de esta época. Así, José Benlliure, en “Roma”, nos regala una escena palaciega, en la que dos personajes hacen reverencias a un cardenal. En una línea más cercana al romanticismo están las dos obras de Jenaro Pérez Villaamil (Ferrol, 1807- Madrid 1854): una plaza con iglesia gótica envuelta en misteriosas luces y una marina de orillado faro y azulados horizontes turquesa que trae ecos de Turner. El “Cuento de brujas” de Nicolás Alperiz ( Sevilla 1865-1928) representa  un oscuro y humilde interior donde un anciano abuelo entretiene a dos nietos con un relato. También muy de la época romántica es el gusto por los personajes marginados, como podemos ver en el cuadro de Williams Daniel (1813-1880) donde pinta una pobre niña descalza que tiende su mano pidiendo una limosna en la desolada esquina de una calle invernal. Con la “Escena sevillana” de Manuel Ruiz Guerrero (Granada, 1864- Madrid 1917), entramos en una atmósfera más luminosa e idílica, que nos recuerda a Sorolla, en la que, por medio de la gracia que desbordan tres jóvenes rodeadas de macetas de flores, mientras despluman aves, se exalta el encanto de lo popular. También el uruguayo Ángel del Castillo en su desnudo de muchacha que posa junto a unas calas canta, en delicadas entonaciones, el encanto del eterno femenino.


El bodegón de Rafael Zabaleta (Úbeda, 1907-1950) dibujado con sueltos y sintéticos trazos de tinta negra revela ya esa búsqueda de un lenguaje propio, alejado de la copia, que caracterizó a la vanguardia. En ello incide la obra de la serie “Ibiza” de Manuel Molezún (A Coruña 1920-2001), en la que compone una abstracción de móviles manchas azules. El paisaje de Ginés Parra (Almería, 1896-1960), construido con sintéticos planos de blanco y azul con toques rojos, nos lleva a los atrevimientos fauves. Manuel Ángeles Ortiz (Jaén,1895- Paris 1984).reduce también los elementos del paisaje. espacio, velero, astro...a meros símbolos. Bodegón y paisaje de Fco Bores (Madrid 1898- Paris 1962).de sueltos trazos y manchas revelan la búsqueda de síntesis y de expresión de lo esencial del arte nuevo. Labra (Coruña 1925-  Mallorca 1994) en “ Mi ciudad” da una visión libre, íntima y poética del Orzán y la torre de Hércules. La escultura “Ninfas” de Camilo Nogueira (Lavadores,1904-1982) pone digno colofón a ese gusto por lo epatante, lo maravilloso e insólito que movió a los creadores del siglo XX.

“Entre dos siglos”, en la galería María Pita

Te puede interesar