elchano, en el Colegio de Médicos

El Colegio Oficial de Médicos ofrece una muestra de elchano- así con minúsculas quiere él que vaya su nombre- ( A Coruña, 1961), que inició su trayectoria plástica en 1999, bajo el mecenazgo de los pintores Álvaro Caruncho y Antonio García Patiño, quienes supieron ver la singular potencia y la gran libertad expresiva que encerraba su pintura. En el año 2001 escribí sobre la que creo fue su primera exposición en las Escuelas Populares Gratuitas y, ya entonces, adelantamos la efervescencia expresiva que se sentía latir en todas sus creaciones, como reflejo de su rico mundo interior. Veinte años después, tras una amplia trayectoria expositiva, nos regala esta “obra de arte total”, en la que nos lleva por inventados parajes y territorios de su fértil imaginación a los liminales e impenetrables ámbitos de la psicología profunda. Da fe también de su gran cultura y de la profundidad de su sentir, acercándonos a Walter Benjamín, a Kafka o a Baudelaire, o haciendo paráfrasis del autorretrato de la oreja cortada de Van Gogh, cuyo título ‘Ecce homo’ es una clara alusión al drama profundo inherente a la condición humana . Explora también los rincones de la otredad, ese otro desconocido que todos portamos en nuestro interior como hace en ‘Yo soy otro’, donde una esquemática figura de rostro triste enarbola en su brazo izquierdo una cabeza que grita. Igualmente, en  sus  autorretratos consigue transmitir la perplejidad ante el enigma de la existencia, por medio de los trazos serios de la boca y de los  ojos que traducen el perturbador estado de asombro ante lo incomprensible. Esto es visible especialmente en  el subtitulado ‘Amor también mata’, donde perfila con líneas negras un esquemático rostro de ojos asustados. Un aspecto muy importante de su quehacer, que lo emparenta con el art brut, es que el cuadro deviene para él en un terreno de combate y de metamorfosis, donde da curso a sus inquietudes y angustias interiores, usando  todo tipo de recursos:  collage, ensamblaje, objet trouvé... y, sobre todo, la mezcla de signos esquemáticos, a veces de factura infantil, y de trazos y manchas agitadas que ondulan en todas direcciones, con poderosos empastes y relieves que crean una maraña intrincada, una laberíntica espesura deudora del expresionismo abstracto y de la pintura informalista y gestual. Crea, así, un flujo vibrante, al que advienen improntas inesperadas, surgidas del inconsciente, como podemos apreciar en las obras ‘Walter Benjamin’, ‘El poder’  y, desde luego, en ‘Delirio I’ y ‘Delirio II’ donde las masas de color y los trazos se agitan y enredan hasta el paroxismo. No obstante, también hay obras en las que da cauce a un lirismo gozoso, como en ‘Delf’, donde juega con acuáticos azules y en ‘Paisaje en azul’ donde recoge un astro de este color, entre incitaciones celestes. En su obra todo es aventura íntima, expresión de las fuerzas misteriosas que nos rodean, sueño del espíritu. Él mismo confiesa que todo lo que pinta lo ha soñado antes, que pinta dos veces “De adentro afuera. Del interior al exterior”.

elchano, en el Colegio de Médicos

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