Daniel Sueiras, en Moretart

La galería Moretart ofrece la muestra “Ilustrious”  de Daniel Sueiras (Alicante, 1976), licenciado en Bellas Artes, formación que completó en Estados Unidos con el pintor Wil Wilson y en un curso dirigido por Antonio López; actualmente, cuenta con una exitosa carrera internacional y algunos premios. La obra que presenta continua en su línea de la anterior exposición de 2019, de utilizar el género del retrato para ironizar sobre la condición humana y sus vanidades, pero que, a la vez, como ya había hecho en sus series “África” y “Selección natural”, plantea el problema de la representatividad y de la mirada a la que interpela. Estos “ilustres” son, en realidad, parábolas desmitificadoras de algunas de las grandes figuras de la historia, como César, Cleopatra o Colón, a las que él animaliza o iguala bajo el icono de Mickey Mouse, convirtiéndolas en “Caesar Mouse”, “Cleopatra Mouse”, “Napoleón Mouse” o “Marilyn Mouse” y que hace extensible a Chaplin, Cousteau o Sherlock Holmes, entre otros. El mismo ratoncito de grandes orejas rosadas se disfraza de los tales, usando sus conocidos ropajes y sus gestos, como si  se tratase de una representación teatral; de hecho, nos lleva a pensar que la vida es una gran escenario en el que cada uno representa su papel. Pone también en cuestión el concepto de belleza y los motivos nobles del supuesto “gran arte”; aunque en obras como “The Dark Side” (La cara oscura) o “The Mortadeler”, basadas, respectivamente, en “El príncipe Baltasar Carlos” de Velázquez y en “El flautista” de Monet, demuestra su excepcional capacidad para la representación realista, que puede estar dotada de empaque o de nobleza, como en el caso del príncipe, cuya espada transforma en el láser de Star Wars o puede hacer un guiño humorístico convirtiendo la flauta del personaje de Monet, en un alargado bocadillo de mortadela. En todas sus cuadros demuestra que la frontera que separa lo serio de lo ridículo o a las obras de simple entretenimiento de las que buscan reflejar la grandeza  descansa sobre un delgado filo y que todo es cuestión de óptica. El se decanta por un juego de espejos, en el que da forma antropomorfa a los animales y animaliza a los seres humanos devolviéndonos una especie de fábula ajena a la grandilocuencia, que emparenta con el lenguaje del comic y del cine; su visión es casi siempre amable, aunque hay retratos como “Fester Adams” en el que la sonrisa del personaje  y el aura negra que rodea sus ojos tienen algo de inquietante y de  maléfico. También “Sam Drácula”, que viste traje de ceremonia y cuelga medalla al mérito, transmite en el risueño gesto de su cara la imagen de la hipocresía y de la falsedad de los honores con que suelen ser agasajados algunos supuestos prohombres. Todo su quehacer se orienta a ofrecer una reflexión sobre qué cosa sea el ser y, en especial, el ser humano, enfrentándonos a personalidades de atuendo impostado  y, en realidad, atrapados en un rol y encerrados en un estrecho marco de silencio y soledad.

Daniel Sueiras, en Moretart

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