Trump se queda sin rivales en su partido y se enfrenta al reto de vencer a Clinton

Trump se queda sin rivales en su partido y se enfrenta al reto de vencer a Clinton
U.S. Republican presidential candidate Donald Trump arrives for his campaign rally at the Century Center in South Bend, Indiana, U.S., May 2, 2016. REUTERS/Kamil Krzaczynski

El gobernador de Ohio, John Kasich, suspendió ayer su campaña en las primarias del Partido Republicano, lo que deja al empresario Donald Trump como único superviviente de una amplia lista de la que se han ido cayendo aspirantes de forma constante.
Un día después de las primarias de Indiana –vencidas por Trump– y a pesar de haber dicho que seguiría en carrera para tratar de forzar una convención abierta, Kasich tira la toalla.
Su campaña envió el martes un correo electrónico en el que se comprometía a seguir trabajando para “frenar a Trump” y ayer difundió un vídeo al estilo Star Wars en el que se definía como la “única esperanza” del partido, pero los acontecimientos se han precipitado.
El gobernador canceló un acto previsto en Virginia. Aunque su equipo no reveló los motivos del cambio, fuentes citadas por CNN y NBC News confirmaron que Kasich iba a suspender la campaña. Trump quedaría así como único candidato oficial para la convención nacional republicana, ya que el senador Ted Cruz también anunció el martes por la noche su salida. El polémico empresario, sin embargo, aún no ha logrado llegar a la cifra mágica de 1.237 delegados necesarios para ser proclamado candidato a la Casa Blanca –las proyecciones le dan actualmente 1.047–.  Pese a que eran pocos los que consideraban que este outsider de la política que nunca ha ocupado ningún cargo electo en su vida tenía opciones de ser candidato, Trump ha logrado su objetivo, aunque ahora tiene ante sí dos grandes retos: lograr el respaldo del partido al que debe representar e imponerse a su previsible rival demócrata, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.
Para superar ambos retos, una de las claves sin duda será la capacidad de Trump para controlar su verborrea rápida y su facilidad para hacer comentarios ofensivos hacia determinados grupos sociales como las mujeres, los hispanos o los musulmanes, uno de los principales motivos de la mala imagen que tiene entre buena parte del electorado e incluso en las filas republicanas.
El magnate tiene claro que necesita el apoyo de los principales líderes republicanos de cara a la votación del 8 de noviembre. Por eso, en su discurso el martes por la noche tras su victoria en Indiana tendió la mano. “Vamos a traer unidad al Partido Republicano”, aseveró.
Por su parte, el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, también parece ser partidario de enterrar el hacha de guerra y de cerrar filas en torno al que previsiblemente será su candidato a la Casa Blanca.
“Todos tenemos que unirnos y centrarnos en derrotar a Hillary Clinton”, escribió en su Twitter Priebus, para cerrar su mensaje con el hashtag “#NeverClinton”, en una aparente alusión a la campaña #NeverTrump con la que algunos conservadores han tratado de cortar el camino al magnate.
Tanto esta campaña como #StopTrump han adolecido de una falta de líder claro y de una estrategia, así como de una alternativa clara a Trump, según reconocen los propios líderes del movimiento y republicanos familiarizados con ello. 
“Hay que tener un plan de acción para enfrentarse a él”, reconoció el estratega republicano Doug Heye, detractor de Trump. “Y no parece que nadie lo tuviera”, añadió.

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