El segundo peor atentado del Reino Unido llena Manchester de tristeza

El segundo peor atentado del Reino Unido llena Manchester de tristeza
Un hombre llora ante unas flores colocadas en homenaje a las víctimas del ataque | ANDY RAIN (efe)

La tristeza y la conmoción han invadido Manchester al convertirse esta ciudad en el epicentro el terror. El atentado perpetrado el lunes por la noche junto al Manchester Arena ha vuelto a situar al Reino Unido en el foco de una amenaza terrorista que se ha extendido en los últimos años por algunos de los principales países de Europa y que ha dejado ya varios episodios trágicos en territorio británico.

El del lunes es el segundo atentado más mortífero que tiene lugar en el Reino Unido desde el 7 de julio de 2005, cuando más de medio centenar de personas perdieron la vida por una cadena de explosiones que sacudió el sistema de transporte público londinense. Tres artefactos estallaron en el concurrido metro de la capital, mientras que una cuarta bomba hizo explosión en un autobús.

La organización terrorista Al Qaeda asumió la responsabilidad de un atentado al que seguirían numerosas amenazas a lo largo de los últimos años, en su mayoría derivadas del radicalismo islamista. El grupo Estado Islámico ha puesto a Londres en su punto de mira para seguir con un rastro de destrucción que ya ha dejado huellas en otras capitales europeas como París o Berlín.


Manchester se sumió ayer en un estado de conmoción y profunda tristeza. Los ciudadanos de esta localidad británica regresaban ayer poco a poco a su actividad habitual, en un ambiente de calma tensa en esta urbe de unos 530.000 habitantes, tras un atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico que ha sido calificado por la Policía como “el más atroz” de la historia de la ciudad. El estadio Manchester Arena seguía ayer acordonado, así como la estación de trenes Victoria, que conecta con el recinto deportivo cubierto.

Un gran número de policías, muchos de ellos armados, patrullaban el centro urbano, mientras que varios helicópteros vigilaban también desde el aire, en un día inusualmente soleado en el norte de Inglaterra. El caos de tráfico provocado por las medidas de seguridad posteriores al ataque llevó a que algunas empresas recomendaran ayer a sus trabajadores no acudir a trabajar.

Este fue el caso de Lucy Rogers, una administrativa de 29 años, que en su lugar decidió “llevar un ramo de flores a la plaza de Santa Ana, en memoria de las víctimas” del ataque. “Cuando esta mañana oí la noticia, sentí náuseas. He querido tener un gesto con los afectados”, declaró la joven, para señalar que aquí “no estamos acostumbrados a esto”.

El inspector jefe de la Policía de Manchester, Ian Hopkins, describió el ataque como “el más atroz” que ha afrontado la ciudad, que padeció su último atentado, aunque sin víctimas mortales, en 1996, a manos del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
 

 

El segundo peor atentado del Reino Unido llena Manchester de tristeza

Te puede interesar