Los rebeldes sirios descartan las conversaciones de paz tras la última ofensiva sobre Alepo

Los principales grupos rebeldes de Siria dieron por imposible cualquier proceso de paz mientras persistan ofensivas como la lanzada esta semana sobre Alepo por el régimen de Bashar al Assad, al tiempo que recriminaron al Gobierno ruso su colaboración en los ataques perpetrados.
Aviones rusos y sirios volvieron a bombardear ayer una base estratégica situada en el norte de Alepo y que había sido recuperada durante la noche anterior por los opositores al régimen de Bashar al Assad, según revelaron ayer fuentes de ambos bandos.
En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, advirtió ayer a Rusia e Irán que podrían convertirse en cómplices de crímenes de guerra si continúan la “estrategia de callejón sin salida” en Siria.
Ayrault subrayó que tanto Rusia como Irán están apoyando al presidente sirio, Bashar al Assad, por lo que deberán “asumir su responsabilidad y poner fin a esta estrategia que solo lleva a un callejón sin salida”. “De lo contrario, Rusia e Irán se convertirán en cómplices de los crímenes de guerra cometidos en Alepo”, apuntó el ministro.
Respecto a los últimos bombardeos los rebeldes sirios aseguraron ayer que el Ejército de Al Assad uso armas más potentes en su intento de recuperar Handarat, un campo de refugiados palestinos situado unos kilómetros al norte de Alepo, en una zona elevada desde la que se observa una carretera clave.
“Recuperamos el campo, pero el régimen lo ha quemado con fósforo blanco. Hemos podido protegerlo, pero los bombardeos han incendiado nuestros vehículos”, explicó un comandante insurgente, Abu al Hassanien, desde una sala de operaciones.
Una fuente militar citada por los medios oficiales confirmó los ataques contra “posiciones de los grupos armados” en Handarat. Según esta versión, en los combates participarían también combatientes iraníes, miembros del grupo libanés Hezbolá y una milicia palestina.
La violencia se ha recrudecido en Siria desde el jueves, cuando el régimen anunció el inicio de una nueva ofensiva sobre Alepo que se ha traducido en una nueva ola de ataques contra posiciones rebeldes. Unos 250.000 civiles estarían atrapados en pleno fuego cruzado y tanto la ONU como activistas denunciaron ataques indiscriminados.
Más de 30 grupos, entre ellos el Ejército Libre Sirio, afirmaron en un comunicado que los ataques “sin precedentes” lanzados sobre las zonas controladas por la insurgencia en Alepo. Los muertos se cuentan ya por decenas e incluso cientos.