La contestación social a la cumbre del G7 muestra músculo en Alemania

La contestación social a la cumbre del G7 muestra músculo en Alemania
Un grupo de manifestantes protesta contra la cumbre del G7 en Múnich (Alemania) hoy, jueves 4 de junio de 2015. Movimientos sociales críticos con el G7 y sus políticas organizan hoy una manifestación y una conferencia alternati

La contestación social frente a la cumbre del G7 que arranca este domingo en sur de Alemania mostró hoy músculo en Múnich, aireando sus demandas y críticas a este foro y sus políticas en una manifestación masiva y un congreso alternativo.

Por su parte, la policía sigue poniendo en marcha un dispositivo sin parangón en Baviera para evitar incidentes violentos en torno a la reunión de los líderes de EEUU (Barack Obama), Alemania (Angela Merkel), Francia (François Hollande), Reino Unido (David Cameron), Italia (Matteo Renzi), Canadá (Stephen Harper) y Japón (Shinzo Abe).

"Parar el tratado transatlántico - Salvar el clima - Combatir el hambre", fue el eslogan de la protesta absolutamente pacífica impulsada por ONG y partidos como Los Verdes y La Izquierda a la que se sumaron casi 35.000 personas, según estimaciones de la policía.

Las críticas de estos colectivos al Grupo de los Siete van desde la falta de avances en la lucha contra el cambio climático hasta la dirección de las negociaciones para lograr un tratado de libre comercio entre EEUU y la UE, pasando por la denuncia del hambre en el mundo y las violaciones de los derechos humanos.

Asimismo se ha denunciado desde distintos ámbitos el coste de la cumbre, para la el estado de Baviera ha presupuestado 130 millones de euros, unos 90.000 euros al minuto para una reunión de apenas 24 horas.

De forma paralela, el campamento de protesta "Stop-G7" en Garmisch-Partenkirchen, la localidad más cercana al remoto castillo de Elmau donde se celebra la cumbre, cuenta ya con entre 250 y 300 ocupantes, según sus promotores, que tuvieron problemas en un principio para obtener la autorización pertinente.

Por su parte, la "Cumbre Internacional de Alternativas" reunió a 600 personas en Múnich, la gran ciudad más próxima a Elmau (a unos 100 kilómetros), en una serie de mesas redondas y talleres de trabajo impartidos por más de 60 activistas de 17 países, según un comunicado de la organización.

Esta iniciativa, auspiciada por ONG como Attac, Oxfam, Welthungerhilfe, Médicos del Mundo y Pan para el Mundo, contó entre sus ponentes con el suizo Jean Ziegler, conocido crítico de la globalización.

A él se unieron varios representantes latinoamericanos, como la indigenista y activista medioambiental mexicana Bettina Cruz y la abogada colombiana Liliana Cruz.

Thomas Eberhardt-Köster, organizador de esta Cumbre alternativa y miembro de Attac Alemania, aseguró en la inauguración que "muchos problemas del mundo, como las injustas políticas de libre comercio, la crisis del clima y la creciente hambre, están ligados directamente a las políticas de los estados del G7".

Estas dos iniciativas sirvieron de pistoletazo de salida para una miríada de actos de protesta que en toda a Alemania van a evidenciar las posiciones de los sectores más críticos de la primera economía europea con este encuentro.

Entre ellos destacan la manifestación del sábado en Garmisch-Partenkirchen y el concierto "Juntos contra el hambre" que ese mismo día tendrá lugar en Múnich.

La inmensa mayoría de los alemanes no milita en la crítica activa frente al G7, pero se muestran profundamente escépticos con su utilidad, según una encuesta de Emnid publicada hoy: el 65 % espera una "contribución mínima" del encuentro y un 20 % no espera de él "nada en absoluto".

La cumbre lleva aparejado un dispositivo de seguridad que prevé movilizar a más de 20.000 agentes, 18.000 policías alemanes y 2.000 de la vecina Austria.

Además, las fuerzas de seguridad han reintroducido temporalmente los controles fronterizos desde hace nueve días -suspendiendo la libertad de movimiento en el espacio Shenghen- y está previsto que instauren durante la cita el mayor cierre del espacio aéreo de la historia del país.

Las autoridades han decidido que entre la mañana del domingo y la tarde del lunes nada salvo aviones comerciales -desde avionetas privadas hasta cometas, pasando por parapentes y drones- puede sobrevolar un área de 100 kilómetros de radio en torno al castillo de Elmau.

Desde el sábado permanece asimismo cerrado un perímetro de seguridad de 16 kilómetros alrededor del castillo, enjaulado tras instalarse una verja de tres metros de altura y siete kilómetros de largo para impedir la entrada de extraños.

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