Triacastela celebra su primer festival taurino entre las protestas de los animalistas

Triacastela celebra su primer festival taurino entre las protestas de los animalistas

El pequeño municipio lucense de Triacastela celebró finalmente ayer, y por vez primera, un festival taurino, cuyo escenario inicial era la localidad de Sarria, en la misma provincia, donde estaba previsto que coincidiese con el San Juan, pero el cambio de gobierno echó por tierra el espectáculo.
Detractores y defensores coincidieron así en el día de ayer lluvioso y frío en Triacastela, donde la alcaldesa, Olga Iglesias Fontal, defendió este evento, que apenas ha supuesto gastos y que está segura de que traerá beneficios para el pueblo en el que gobierna, aparte de darle popularidad al mismo.
Los diestros Julio Benítez, hijo de “El Cordobés”; José Antonio Canales Rivera, la novillera Cristina Hernández y los rejoneadores tuvieron que demostrar su arte con los morlacos seleccionados de la ganadería Montalvo mientras que en el exterior de la plaza móvil una protesta, con gritos de “asesinos, asesinos”, puso la nota discrepante.
El momento de máxima tensión se produjo cuando sacaron a uno de los toros ya lidiados, ensangrentado, por la puerta principal, pero la concentración, vigilada por las fuerzas y cuerpos de seguridad, mantuvo su carácter pacifista.
La plataforma Galicia, mellor sen touradas, artífice de esta acción reivindicativa, calificó de auténtico “cúmulo de despropósitos” la organización de esta corrida de toros, que en realidad tiene calificación de festival taurino, sobre todo tras conocerse, además, que la plaza carece de la preceptiva licencia urbanística según un escrito del 18 de agosto de la propia Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (APLU).
La APLU informó de ello a un habitante del municipio de Triacastela, que se interesó valiéndose de los cauces oportunos por esta cuestión, y este organismo dio traslado de las denuncias a la Consellería de Presidencia, competente en materia de espectáculos públicos, y a la de Cultura, que se encarga de la concesión de la autorización, por estar afectada la zona por el entorno de la iglesia de Santiago de Triacastela y formar parte del Camino Francés, declarado Patrimonio de la Humanidad.
“La actitud y operativa que está siguiendo el ayuntamiento va a culminar en un cúmulo de despropósitos que comenzaron con la intención de organizar una corrida en un lugar sin interés ni afición, siguiendo con la denegación del permiso de la Dirección General de Tráfico para que un vehículo turístico pro-taurino transitase por la carretera y ahora con una instalación que no contaría con licencia urbanística y que se pudo levantar sin ella”, lamentó el portavoz de la plataforma Galicia, mellor sen touradas, Rubén Pérez.
Algunos establecimientos de Triacastela colgaron carteles con mensajes alusivos a su oposición a esta fiesta, y esta estampa tuvo su contraste con la visión de una plaza que, pese a las precipitaciones de ese día desapacible, que prácticamente no dieron tregua, se llenó.
Diecisiete negocios de Triacastela presentaron en julio un escrito en el Ayuntamiento solicitando que se suspenda la corrida de toros por temor a un boicot a la localidad por parte de peregrinos que transitan a diario por el camino de Santiago.
Todo ello en una jornada que acabó, por distintos puntos de vista, dividiendo incluso, dentro de Lugo, a la vecindad de Sarria, el destino original, y a la de Triacastela.

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