Los testigos de Porto revelan sus “deseos de morir” y describen una buena relación con Asunta

Los testigos de Porto revelan sus “deseos de morir” y describen una buena relación con Asunta
07/10/2015 Profesora Asunta 2. Testigos dicen que Alfonso atribuyó los episodios a antihistamínicos, aunque él aseguró ante el jurado que no se los había dado nunca POLITICA EUROPA PRESS/REMITIDO

La novena jornada del juicio que trata de esclarecer la muerte de Asunta Basterra, cuyo cadáver fue hallado en una pista forestal en septiembre de 2013, sirvió para la declaración de testigos propuestos por la defensa de la madre, Rosario Porto, que han descrito una buena relación con su hija adoptiva.
Además, una médica que la atendió en un sanatorio psiquiátrico de Santiago en 2009 desveló “deseos de morir” en ese momento y “años atrás”.
Esta especialista en la unidad de drogodependencias y psiquiatra infantil, como se presentó ante las partes y ante el jurado, relató que en aquel ingreso la ayer acusada, junto a su exmarido Alfonso Basterra de asesinar a su hija, estaba “cansada” y “ambivalente”, es decir, con sentimientos de amor y odio en sus relaciones “vinculares”.
Acudió acompañada de su por entonces esposo y “en un estado de ansiedad, angustia, tristeza y con deseos de morir de alguna manera”. Por ello, la consideró una paciente de riesgo, pero “contra sí misma” y no para terceros, por el “antecedente muy claro de autoeliminación años atrás”, de “muy joven”, que consta en su historia clínica.

irritable con su hija
Esta testigo se remitió a su código deontológico para negarse a responder si, en aquel momento, los médicos tuvieron conocimiento de que Rosario se quejaba de que Asunta le estorbaba.
Sin embargo, el fiscal mostró un informe del centro, elaborado por un compañero de la médica, que recogía que la paciente estaba “muy irritable con la hija” y que le molestaba.
“Quedó claro que Rosario no es el monstruo que se ha querido hacer ver estos dos años”. Así de contundente se pronunció, no obstante, su abogado, José Luis Gutiérrez Aranguren, a la salida de los juzgados, satisfecho del perfil que trató de trazar gracias a distintos testigos.
Pero la versión más favorable para la acusada la ofreció la declaración de un amigo de Rosario Porto que la conocía desde hacía unos seis o siete años del Ateneo, una asociación frecuentada por la clase media-alta de Santiago.
Al respecto, comentó que no solía quedarse en las “posreuniones” porque tenía que dedicarse a su hija, sobre la que giraban numerosas conversaciones.  
Otro de los ejes de la estrategia del abogado de Porto, según dejó ver en anteriores sesiones, es demostrar que Rosario tenía planes de futuro con su hija, para lo que aprovechó la declaración de una mujer a la que le había encargado la reforma del piso de sus padres, donde pensaba trasladarse con Asunta.
Lo involucrada que estaba en la asociación de madres y padres de alumnos (AMPA) fue ratificado por una madre de una compañera de Asunta y, de igual forma, por el director del instituto al que iba la menor.

actitud extraña
Además, de ambos, Gutiérrez Aranguren requirió saber si identificaron alguna actitud extraña en la pequeña, a lo que respondió que no. Con todo, el director recordó como, tras ser localizado el cuerpo de la niña sin vida, el tutor de Asunta acudió a hablar con él para darle a conocer que había recibido un justificante de ausencia de la alumna en días previos, ante lo que ambos acordaron entregarla a la policía.
El profesor, que también compareció ayer, admitió que en su momento no le dio mayor importancia, pese a ser una carta algo “más extensa” que lo habitual en estos casos. En la misiva, firmada por Porto, esta explicaba que su hija había estado vomitando la noche anterior debido a una fuerte medicación que le había sido prescrita.
Los investigadores sitúan en ese día previo a la falta de la niña a clase un supuesto intento de asesinato de Asunta por parte de los padres, que, según esta tesis, ocurrió en la casa de Montouto, en Teo, donde consta que la alarma fue desconectada.

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