O Rubio de Camelle rescató 38 cadáveres de náufragos

O Rubio de Camelle rescató 38 cadáveres de náufragos
Manuel Tajes, O Rubio de Camelle, (iz.) con nuestro compañero Rafael Lema

Manuel Tajes Sánchez, O Rubio de Camelle, es todo un personaje en la Costa da Morte, memoria de una profesión con 130 años de actividad en su pueblo natal, la de buzo. O Rubio está ahora retirado, pero durante 42 años de rana además de trabajar duramente para sacar adelante a sus ocho hijos buscando en el fondo del mar percebes y erizos, es conocido y reconocido por su tarea altruista.
O Rubio, también conocido por Manolo de Bagheras, ayudó a rescatar 38 cadáveres de marineros colaborando en 127 accidentes. “Eu nunca os contei, pero son datos da Guardia Civil”, un cuerpo al que alaba “pola súa profesionalidade e preparación” y con el que colaboró en más de un centenar de casos desde que se hizo buzo en 1972. De hecho, antes de la creación del GEAS, el grupo de submarinistas de la Guardia Civil, Bagheras era el más socorrido por ayundantías y cofradías. Reconoce que nunca cobró por su colaboración y que siempre trató de ayudar a sus compañeros en las faenas del mar, ayudando a desenredar redes de barco, o en esa otra labor por la que fue tan buscado y ya es un mito viviente, el mayor rescatador de náufragos gallego.
“Eu estaba tan contento cando rescataba un cadáver como cando o encontraba un compañeiro, non lle daba importancia”, indica el marinero, sacándose medallas, que también las tiene. Cuando trabajaba trataba de cuidarse, no fumaba ni bebía, y “respetaba ao mar porque era o meu xeito de vida, o que sabía facer e o que me gustaba, estaba mellor aí abaixo que arriba” explica el mergullador señalando el mar arbolado en Sabadelle. Ahora O Rubio está retirado y mira el océano desde la barrera, “non extraño o mar, non se me acorda nada, nin siquera me gusta a pesca, paso o tempo bailando e cantando, que é o meu, sempre me levou moita idea cantar; e as mulleres claro, que non falten”. Es un asiduo “do baile do desguace do Pastoriza en Vimianzo”, a donde entra con un corrido mejicano en los labios “na procura de chavea” o con esa otra de “soy un truhán soy un señor”; pero también le gusta cuidarse y hacer deporte. Estos días está muy contento porque acaba de sacar su título de cinturón negro ITF de taekwondo primer dan, tras un año de asistencia a clases desde Camelle hasta Noia.

la muerte de su abuelo
Aunque O Rubio nació en Camelle en 1952, su relación con el oficio de buzo nos lleva a una aciaga jornada de agosto de 1925. Su abuelo Manuel Tajes Varela o Praghiño, uno de los primeros buzos de la costa, murió en esa fecha “traballando no balandro San Fernando, mentras sacaba ferro do carboeiro inglés Trevider, afundido no Baixo do Paxaro. Estaba cortando ferro, subido na escada, cos zocos e chumbos postos, sen escafandra, o balandro virou e foron ao fondo. Morreron tres mariñeiros que estaban no maquinillo e o meu avó, buzo”. Así al lado de un célebre naufragio en la trágica costa de Reira-Camariñas sucedió otro, el del San Fernando, una nueva muesca en la milenaria lista negra. El cadáver de un compañero, Modesto Suárez Marcote, salió a tierra cerca de Santa Mariña unos días después. Otro buzo tuvo que sacar el cuerpo de su abuelo y esa historia le marcó de niño, al igual que otras anécdotas que se contaban de su legendario antepasado O Praghiño y sus compañeros, cuando Camelle era el centro del desguace y salvamento de la Costa da Morte, lo que es mucho decir en los anales marinos.
Su abuelo había trabajado en Francia y en muchos de los más destacados naufragios de la historia de nuestra región. El Trevider hundido el 28-4-1911 en la costa de Santa Mariña-Camariñas era un vapor carbonero inglés de 3.082 toneladas GRT, de la compañía Hain Steam Ship co. ltd- Hain E and Co. de Edward Hain, con base en St Ives, Cornualles. Construido en 1902 por Readhead John and sons ltd de South Shields, llevaba carbón de Newport a Palermo, con 28 hombres; su capitán se llamaba William Guppy (1875-1936). Sus medidas: 98,5x14,3x7,2 m. Se salvaron todos los náufragos. El juicio llevado a cabo del 27 al 29 de junio de 1911 en el condado de Chamber, Penzance-Cornualles, culpó de la pérdida al capitán, lo que aleja de nuevo la version de la leyenda negra de los naufragadores locales, “The loss of the S.S. Trevider was caused by the default of the master, Mr. William Guppy”.
“Á morte do meu avó, na casa do meu pai quedaron moi pobres, eran sete fillos; meu pai foi mariñeiro, pero eu quería ser mergullador coma o meu avó, cando fixen a mili na escola naval de Cartaxena saquei o título”, recuerda. O Rubio enseña una foto de marino “cando era rubio e guapo coma un cadete”, pero no se queja de su salud, y de haber salvado la vida en condiciones tan duras, batiéndose con el mar tantas jornadas en la más dura de las costas, y a pleno pulmón, sin botella, llegando a bajar a más de 50 metros.
“Vin a morte varias veces diante dos ollos e pedinlle: Mortiña non me leves, déixame un pouco máis Mortiña”, recuerda mirando “de reollo” al mar, sin temor pero con todo el respeto de uno de sus hijos, al que el viejo dios perdonó la vida, quién sabe si reconociendo su otra faceta solidaria, o quizás fue el lobo de mar el que ganó a las bravas su pulso al océano de los atlantes y las islas errantes, pues salió indemne tras robarle al piélago tantos cuerpos que pudieron descansar en un nicho y ser visitados por sus seres queridos.
Su peor experiencia la vivió en la dársena de A Coruña, “entrando nunha lancha deportiva que estaba no fondo, ao abrir unha porta había aparellos de pesca e quedei enleado, mentras se apagaba o foque. Loitei por saír de alí, guindando as aletas e o equipo que levaba, subindo pola mangueira do aire ata a superficie”.
Pero más duro que buscar cadáveres era “andar aos percebes pola noite”, el trabajo diario de ganar el pan y criar a ocho hijos. Cinco son mujeres, pero los tres varones siguen su oficio. Dos de sus hermanos también son ranas y rescatadores de náufragos. Los tres, Manolo, Modesto y Francisco, fueron reconocidos en el verano de 2001 con la primera medalla de oro del Concello de Camariñas por su labor solidaria. O Rubio, un lobo de mar con sal en las venas, que tanto trato tuvo con la muerte, está hoy “cheo de vida, como nunca, como un cadete, cheo de saúde e con moita ganas de marcha, pero nada de mar, pola terra”.
Aunque le gusta abrir su carpeta de recuerdos, con reportajes de revistas y periódicos, y rememorar algunas de sus proezas en toda la costa gallega. En el rescate de dos de los cinco marineros muertos del pesquero Panchito de Laxe, hundido en Cuño-Muxía en el año 2.000. Los 29 días que estuvo buscando a cinco de los nueve marineros del Os Tonechos de Malpica caido en 1991 en Baldaio. El cadáver del joven malpicán Manuel Bardanca en Corme, en un mar de algas en 1998. Y así hasta 38.

O Rubio de Camelle rescató 38 cadáveres de náufragos

Te puede interesar