Patrimonio guardará el “Cabezón” en el Torrente

Patrimonio guardará el “Cabezón” en el Torrente
Parque Reina Sofía bustos tirados

La escultura del militar golpista ferrolano Camilo Alonso Vega que se instaló en 1972 en el paseo de Caranza iba a ser un homenaje a este íntimo amigo de Franco poco tiempo después de su sorpresiva muerte. Pero el trabajo del artista valenciano Nassio Bayarri no gustó al Régimen. De hecho tuvo que hacer previamente dos bocetos antes de quedarse con el tercero y definitivo, ya sin el modelo de cuerpo presente. La mujer de Carrero Blanco salió espantada del estudio del autor cuando vio esa cabeza de metro setenta de altura, y en el momento en el que finalmente se inauguró, dentro de un conjunto escultórico diseñado por el arquitecto Antonio Vallejo (y que todavía sigue en el paseo, pero ya sin referencias franquistas), la viuda de Alonso puso el grito en el cielo. Se cuenta que el estamento militar contenía la respiración y que Franco ni miró el busto de aluminio. Poco duró el “Cabezón” en su sitio y, a cambio, se realizó una obra a gusto de los familiares –hecha por Xoán de Ávalos– que se ubicó en el Hospital General.
Rosa Méndez sigue desde hace tiempo la pista de esta historia. En julio de 2007 publicaba un artículo en Diario de Ferrol con anécdotas contadas por el propio Nassio Bayarri Lluch (quien le espetó a Carrero Blanco, cuando cuestionó su trabajo por carta: “Si  yo no entiendo de cosas de militares, no pretenda usted entender de arte”). Entonces se sabía que el destino del “Cabezón”, tras dejar el paseo marítimo, había sido un edificio de Caranza en construcción (cuando aun el barrio se llamaba Camilo Alonso). Años más tarde se le cedió un bajo a una asociación y el enorme busto tuvo que buscar otro hogar, no sin antes sufrir algún que otro golpe para poder salir por una puerta por la que no cabía. Ahí se le perdió la pista. 
El “Cabezón” descansaba en una nave municipal frente a Odeón, en A Gándara. Allí lo descubrió, guiada por un trabajador, la ahora concejal de Patrimonio, cubierto de maleza. Su valor viene dado por la importancia de su autor, Nassio, un creador nacido en 1932 con numerosa obra en museos y colecciones privadas y que también es responsable de otras piezas en la ciudad como una escultura en la plaza Vila do Conde o los mosaicos de algunos edificios de la Unidad Vecinal 2.
La enorme cabeza de Camilo Alonso fue trasladada del almacén de A Gándara al Torrente Ballester, donde se guardará junto con otras piezas del patrimonio local. No se hará ninguna obra de restauración ni se expondrá al público pero al menos estará conservada en condiciones y con conocimiento de su ubicación. “Quen sabe o valor que pode ter dentro de cen anos unha escultura de Nassio?”, apunta Rosa Méndez.
Como curiosidad, antes de su retiro definitivo, los interesados en su azarosa historia o en su calidad artística podrán verla durante dos semanas en el Torrente Ballester.

monumento ao neno
Lo que sí se restaurará será el Monumento ao Neno, que estaba situado hasta hace poco en el Cantón de Molíns y al que le faltaba la cabeza de uno de los dos infantes. Esta obra de César Dobarro Rioboo de 1979 fue promovida por Unicef y costeada a través de una cuestación en centros escolares. La cabeza perdida también ha aparecido y la intención de Patrimonio es reimplantarla en el cuerpo original y volver a colocar la obra en el Cantón, “nun sitio discreto”, apunta Méndez. En este caso se valora más el cariño de los ferrolanos por este trabajo que su importancia artística.
La rehabilitación de esculturas públicas incluirá también el busto de Concepción Arenal ubicado en el parque Raíña Sofía y que fue tirado al suelo en agosto en un acto de vandalismo.

cristo de la tahona
El Torrente Ballester guarda otro elemento patrimonial de interés para la ciudad, el Cristo de la Tahona que coronaba un crucero en Canido. Estuvo expuesto en un espacio en la zona vieja del centro cultural, integrado en exposiciones que fueron rotando en la que se conocía como sala Máximo Ramos. En la actualidad no puede verse y está a la espera de que se le dé otro destino, probablemente relacionado con sus orígenes, que Méndez sitúa en el antiguo convento de San Francisco, comunicado con el parque (que se llamaba precisamente La Tahona).

díaz baliño
La historia de agravios y desapariciones de las esculturas públicas incluye el busto del ferrolano Camilo Díaz Baliño, escritor, artista gráfico e intelectual, padre de Isaac Díaz Pardo, fusilado en 1936. Esta obra fue robada en 2007 y se reemplazó en 2011, de mano del escultor José Rubio Gascón.
La obra cerámica de homenaje a la música ferrolana del artista Francisco Pérez Porto, en el Cantón, también ha sido remodelada después de que se hubiesen roto varias de las cabezas que la formaban.
Y si se habla de traslados de esculturas franquistas, el mayor dolor de cabeza la dio la propia imagen de Franco a caballo que presidía la antigua plaza de España. Tras estar durante un tiempo expuesta en el patio de Herrerías, ahora está oculta.

Patrimonio guardará el “Cabezón” en el Torrente

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