La lucha por la visibilidad llega al rural con el festival Agrogay de Monterroso

La lucha por la visibilidad llega al rural con el festival Agrogay de Monterroso
GRA122. MONTERROSO (LUGO), 29/08/2015.-En la granja de Maruxa en Monterroso se celebra la segunda fiesta gay, con el nombre de SON AGROGAY. En la imagen una chica entra en la puerta de un armario, instalado en la entrada de la finca. Gays y Lesbianas se d

A la Granxa Maruxa, una multipremiada explotación láctea de la provincia de Lugo en las afueras de Monterroso, donde las vacas habitualmente escuchan música clásica, se puede llegar de muchas formas. Las más habituales son en tractor o en camión, ya sea para recoger leche, o para llevar pienso, heno u otros útiles necesarios para el día a día de la explotación.
Sin embargo, ayer el medio más usado ha sido un microbús, que estuvo recorriendo los apenas tres kilómetros que separan la explotación láctea y sus 25 hectáreas de pasto del núcleo de Monterroso, un pequeño enclave de poco más de cuatro mil habitantes en la comarca de A Ulloa, en el interior de la provincia.
En él iban las personas que se animaron a responder a la llamada de siete activistas, como se definen, para celebrar el segundo festival Agrogay.
Braulio Vilariño explica, en un pequeño descanso a la sombra de un roble después de la comida y antes de las actividades de la tarde-noche, en qué consiste esta celebración.
Es uno de los siete organizadores de este colectivo que se propuso echar abajo distintos prejuicios y dar visibilidad a un rural diverso, en lo afectivo y lo sexual; pero también para defender la recuperación de valores y de principios como la sostenibilidad, el patrimonio y el ecologismo.
La iniciativa, explica Braulio, “agricultor, tabernero, activista sociocultural y enlazador de mundos”, surge de la confrontación entre lo rural y la urbe.

otro modelo
“El modelo gay que impera es el urbanita, que muchas veces significa vivir en un gueto. Es un modelo de frivolidad, de consumismo, que puede parecer muy libre, pero libre desde el punto de vista burgués”, explica.
Sin embargo, defiende, “lo que tiene relevancia, la verdadera libertad, es ser como uno es, estar comprometido con tu entorno, con el hábitat y ser aceptado”.
“El caso es ser digno, honesto”, añade Braulio, que no observa más discriminación en el rural por el hecho de ser gay, más bien al contrario: la gente te acepta como eres. Hay que ser buena persona y luego a nadie le importa a quien ames o con quien te acuestes”.
Así se sienten los cientos de personas que acudieron a la llamada venidos incluso del País Vasco, Extremadura o Canarias y, sobre todo, de otros puntos de Galicia, y que desde primeras horas de la mañana participaron en talleres de artesanía, de magia y en otras actividades lúdicas y formativas.
Pero también hubo tiempo para el debate, una asamblea abierta para el establecimiento de una agenda Lgtbiq.
Y es que según Braulio, “nuestra bandera”, en alusión a la arco iris, que para la ocasión se adornó con una azada, “tiene que servir para reivindicar derechos, algo que se ha perdido”, sobre todo en el mundo urbano, lamenta.
Para este activista, defensor de lo tradicional, de recuperar la unión entre el entorno y las personas, el movimiento gay en el mundo urbano está “más revestido de folclorismo”.
“Piensan que el campo está lleno de salvajes, pero Galicia nunca fue puritana. A lo mejor en otros lugares...”, vacila y recuerda a los miles de homosexuales perseguidos por su simple condición en otros países, por lo que aprovecha para demandar a las autoridades españolas que condenen esta persecución.
También es muy crítico con la forma de celebrar el Día del Orgullo Gay, con macrodesfiles como el que se celebra en Madrid, por ejemplo.
“Eso es folclorismo. Es como cualquier otra feria. Van allí y se mezclan por un día con el resto de la gente. Pero si en el resto de días no te aceptan en tu entorno, en tu trabajo; si quedas reducido a un gueto, ¿qué libertad es ésa?”
La sobremesa va tocando a su fin. Ahora Davide Salvado, un músico de Pontevedra que se vino a vivir a la comarca para estar más en contacto con el rural y que también forma parte del colectivo organizador y el grupo De Vacas, pusieron la música para amenizar el resto de la tarde.
Después hubo visita a Monterroso, en donde los guías locales realizaron una ruta por bares y tascas típicos que apoyan la iniciativa con tapas y más música.
Y ya por la noche, junto al río, música de pinchadiscos. “Pero nada de Gloria Gaynor”, advierte Braulio.

La lucha por la visibilidad llega al rural con el festival Agrogay de Monterroso

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