El electricista encara la última semana del juicio por el robo del Calixtino

El electricista encara la última semana del juicio por el robo del Calixtino
la abogada carmen ventoso acompaña al ladrón confeso del códice manuel fernández castiñeiras efe

El electricista gallego José Manuel Fernández Castiñeiras, acusado de haber sustraído el Códice Calixtino, encara del 2 al 5 de febrero la última semana de la vista oral en la que se juzga el robo del valioso manuscrito del siglo XII, con la exposición de los peritos y pruebas documentales.

Este hombre que prestó sus servicios en calidad de autónomo a la Catedral que preside la Plaza del Obradoiro estuvo interno en el centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña) desde julio de 2012 hasta enero de 2013 y está incriminado en dos delitos de robo con fuerza, uno de ellos continuado; otro contra la intimidad, y, el último, de blanqueo de capitales.

El Ministerio Fiscal reclama para él 15 años de cárcel, que la Iglesia, personada como acusación particular, quiso elevar a 31.

Para su mujer, Remedios Nieto, y su hijo, Jesús Fernández Nieto, el Ministerio Fiscal limita su petición de pena a un año y medio de prisión para cada uno de ellos por blanqueo de capitales y prevé una alternativa de seis meses por sendos delitos de receptación.

La joya literaria que figura en el epicentro de esta causa desapareció en julio de 2011 y se encontró un año después en un garaje propiedad del operario que hoy se sienta en el banquillo, envuelta entre papeles de periódicos que evitaron que se dañase.

Cuando se produjo este hallazgo, el propio Fernández Castiñeiras se identificó como el responsable del rocambolesco saqueo ante el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, pero en la segunda sesión de este juicio, el 20 de este mes, de lo confesado se desdijo, y contó que no rememoraba lo que entonces explicó porque estaba "coaccionado" por el magistrado.

Esta fue su versión actual y, ahora, en el tramo final del juicio, dos de las declaraciones más esperadas están previstas para el próximo martes, y corresponden a los especialistas propuestos por la defensa de esta familia, una representación legal de la que se ocupa la letrada Carmen Ventoso, que tiene su despacho en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).

Son, en concreto, un ingeniero industrial y un psicólogo, los cuales intentarán probar que la fortuna hallada en las propiedades de Manuel Fernández Castiñeiras, que logró un botín que sobrepasaba los dos millones de euros, procede de su oficio, y, en cuanto a la apropiación de documentación, harán ver que padece un síndrome obsesivo compulsivo de tipo acumulador.

En esta tercera y última semana del juicio también están previstas más declaraciones testificales, pero la abogada Carmen Ventoso ha anticipado que rechazará algunas de las que ella había planteado, al igual que ha hecho durante estas jornadas, pero todavía no ha concretado los nombres de los que prescindirá.

El jueves día 5 será cuando el Ministerio Fiscal y la acusación particular eleven a definitivas sus conclusiones, quedando visto para sentencia el macroproceso iniciado en el primer mes de este 2015.

Ese día, el 5, el electricista tendrá la oportunidad de volver a hablar ante el tribunal que lo juzga, antes de que el caso quede visto para sentencia. Ante la prensa no lo hace, pese a la insistencia de los informadores que lo esperan cada mañana.

El supuesto ladrón del Códice Calixtino no accedió en este tiempo a esta petición de pronunciarse en el exterior, un hermetismo invariable, pero sí cambió su actitud en la sala a lo largo de estas dos semanas.

Últimamente se muestra más tranquilo, ya no mantiene permanentemente la cabeza gacha y muestra un cierto interés por algunas declaraciones, como la de un canónigo que el jueves negó haber firmado un contrato con Manuel Fernández Castiñeiras pese a reconocer su rúbrica en el documento exhibido.

Lo que no ha variado en Fernández Castiñeiras, no obstante, es la apariencia física, sobre todo en lo que tiene que ver con su indumentaria, y esto se pudo apreciar también en su mujer, costurera de profesión, y en el hijo de ambos.

Los tres mantienen la misma chaqueta que llevaron el primer día y esto puede deberse a la "austeridad" de la que hace gala la familia y que evidenció la matriarca, Remedios Nieto, quien indicó que son de "pocos gastos" y "ni en los bares" para tomar algo se "dejan sus ahorros".

El electricista encara la última semana del juicio por el robo del Calixtino

Te puede interesar