El barrio donde vive el maquinista del Alvia busca olvidar el peso que lo persigue

El barrio donde vive el maquinista del Alvia busca olvidar el peso que lo persigue
GRA071. A CORUÑA, 20/07/2014.- Vista de la calle Ángel Senra en A Coruña, donde residía el maquinista Francisco José Garzón Amo, que conducía el Alvia que descarriló el 24 de julio del año pas

El barrio del maquinista Francisco José Garzón Amo, un hombre lleno de canas que conducía el Alvia que descarriló el 24 de julio del año pasado en Angrois, eligió olvidar el peso que persigue a este ferroviario que todavía hoy se refugia en el anonimato ayudado por parientes, compañeros y amigos.
Muy envejecido, según dicen quienes lo conocen, este trabajador no quiere hablar, por respeto a las víctimas, de lo sucedido en la curva gallega de A Grandeira en una tarde de miércoles luctuosa que sí desgranó ante el instructor de la causa judicial abierta, al ser la Justicia la encargada de dirimir todas las responsabilidades.
A escasos metros de la estación de San Cristóbal, en Os Mallos, una zona “tranquila” que apenas ve alterada su monotonía y que se esfuerza por superar lo que le pasó a uno de sus residentes hace casi doce meses cuando un tren descarriló en Angrois.
La tragedia de este convoy que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol situó uno de los focos en la vivienda de Francisco José, al que se le imputan 79 homicidios y múltiples delitos de lesiones derivados de una presunta imprudencia profesional.
La humilde residencia de este ferroviario, que pidió el traslado a Galicia para cuidar de su madre enferma, se encuentra en la calle peatonal Ángel Senra, una de las que más actividad registra, aunque resulta difícil encontrar en este momento a alguien que conozca con exactitud dónde habita ahora Garzón Amo.
Muchos residentes en los edificios de esta arteria peatonal consultados no lo han visto nunca; otros, en algunas ocasiones, y los que sí tenían contacto con Garzón Amo no dudan en defenderlo.

un ser buenísimo
En la frutería Conchi, cuya propietaria es viuda de maquinista de Renfe, solía comprar Francisco José, al que esta mujer, que prefiere no dar su nombre, define como un ser “buenísimo... realmente bueno”.
Manuel, un vecino de Ángel Senra que, en su caso, se inclina por no revelar su apellido, no tenía una relación asidua como ocurre en este negocio, pero sí se encontró con Garzón Amo más de una vez, y si no le pasó desapercibido fue realmente porque lo había visto en las fotografías de los periódicos.
Este hombre está indignado con el “calvario” que se cierne sobre este trabajador: “Lo que le están haciendo pasar no tiene nombre. Se le nota que está muy afectado, que baja la cabeza, como si tuviese un gran peso encima, mucho más allá del siniestro que ya mina la moral de cualquiera”, explica.

piedras en el camino
Otra mujer, Carmen, quien sí conoce a Garzón Amo, añade que “cada vez está más claro que tuvo demasiadas piedras en el camino, que hubo muchos fallos en la seguridad y que hay demasiadas cuestiones que quedaban simplemente al azar”.
En A Coruña, sostiene, hay familiares de maquinistas que cuentan que “en un tren no se pueden dejar las cosas, y menos con todas las medidas de seguridad que se podrían implementar, a expensas de que alguien, que pudo haber sido cualquiera y le tocó a Francisco, se despiste un instante a tantos kilómetros por hora”.
El deseo de Garzón Amo, prosigue, no puede ser otro que el de pasar página cuanto antes, y tampoco la forma podría ser distinta a la elegida: desaparecer.
Los moradores de Os Mallos y las víctimas de esta tragedia exigen saber la verdad, mientras algunos ferroviarios claman contra el tratamiento dado a un caso al que todavía le queda mucho tiempo para que la Justicia arroje luz sobre lo que ocurrió aquel 24-J.
Garzón Amo es oriundo de Monforte, un municipio de la provincia de Lugo de 20.000 habitantes, muchos de los cuales tienen alguna conexión con el tren, por lo que este siniestro se ha sentido mucho en un pueblo que ha llorado por los heridos, por los muertos y por el maquinista.
Los colegas de Garzón Amo, al que definen como una gran persona, divertido, alegre, responsable y “siempre con una sonrisa”, y un hombre al que jamás se le abrió expediente alguno, exigen que se diluciden bien las causas de un calamitoso topetazo que encogió los corazones de todo el planeta.

El barrio donde vive el maquinista del Alvia busca olvidar el peso que lo persigue

Te puede interesar