Filólogos y escritores, al rescate de las cartas manuscritas

Filólogos y escritores, al rescate de las cartas manuscritas

Estos días se celebra la segunda edición de la Semana de la Carta Manuscrita, una iniciativa coordinada por la estudiante de Filología de la Universidad de Murcia (UMU) Yolanda Ruano, que el año pasado se lanzó a la aventura de recuperar el arte epistolar movida por la nostalgia de los ancianos de su Almansa natal.
“Muchos mayores me contaban que echaban de menos recibir cartas, como habían hecho en su juventud. Antes del boom de las nuevas tecnologías había toda una cultura y un ritual relacionado con las misivas que no debe perderse”, explicó. Con el objetivo de devolverles esa ilusión, comenzó a contactar con filólogos y profesores, tanto de la UMU como de otros centros educativos de España y de distintos países del mundo en los que se habla o se enseña español.
El resultado fue que unas cuatro mil personas de treinta y cincol instituciones de países como España, China, Italia, Francia, Alemania, Polonia y Brasil, comenzaron a intercambiar sus cartas, escritas de su puño y letra, durante una semana a partir del 23 de abril, “el día de las letras por excelencia”.
La Semana de la Carta Manuscrita cuenta para su edición de este año (del 24 de abril al 2 de mayo) con unos doscientos centros inscritos de países tan dispares como China, Brasil, Alemania, Paraguay, Francia, Uruguay o Reino Unido, entre otros. Se trata de que alumnos y usuarios de cada centro escriban a mano cartas para personas de otros países, recuperando así una práctica que “potencia el desarrollo de las relaciones humanas” ya que, para Ruano, “en el momento en el que hay más medios de comunicación y más inmediatos, cada vez hay más gente que se siente sola”.

Adolescentes que no saben poner un remite
En su opinión, las misivas no deben sustituir ni entrar en colisión con otras formas de comunicación, sino que “cada una debe tener su contexto”: “La carta manuscrita no es para usarse cada día, sino que necesita un motivo más personal, más pausado, y no debe descartarse ese medio de comunicación para transmitir ciertos asuntos”, aseguró. El evento tiene también un carácter educativo ya que, según Ruano, muchos de los jóvenes y adolescentes que participaron en la primera edición “nunca habían escrito una carta, no sabían estructurarla, ni siquiera sabían dónde poner el remite o dónde comprar un sello”.
Además, escribir una carta fomenta “el buen uso del lenguaje, el cuidado de la ortografía”, y las cartas manuscritas permiten formar un importante legado de cara al futuro, ya que contienen importantes datos antropológicos, históricos y culturales.

Filólogos y escritores, al rescate de las cartas manuscritas

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