Grecia dice no a las condiciones de los socios y pone en jaque a la eurozona

La victoria del “no” por más del 61% en el referéndum convocado ayer en Grecia pone a la zona euro en una situación complicada ante la negativa helena de respaldar el plan de austeridad propuesto por los acreedores y la reestructuración de la deuda.
Grecia y la UE deberán actuar con rapidez, ya que el país debe devolver el día 20 de este mes 3.500 millones de euros al BCE.
Este incumplimiento supondría el final de la liquidez que con carácter excepcional el BCE facilita a los bancos griegos.
La situación económica de Grecia es particularmente complicada desde el pasado 30 de junio, cuando venció la prórroga para negociar un nuevo rescate.
Desde ese momento la situación en el país se ha agravado a pasos acelerados, y ha incluido la imposición el 29 de junio por parte del Gobierno de un corralito.
También el 30 de junio concluyó el plazo para que Grecia pagara el préstamo de 1.600 millones de euros al FMI, lo que le hizo caer en situación de mora.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, afirmó ayer que su Gobierno reiniciará hoy las negociaciones con los acreedores para tratar de alcanzar un acuerdo y afirmó que es consciente de que el voto que dio ayer el pueblo “no es un mandato de ruptura”.
“Mañana (por hoy) reiniciaremos la negociación. Nuestra prioridad es el funcionamiento del sistema bancario”, dijo Tsipras en un mensaje televisado para añadir que en esta ocasión entrará en la negociación la reestructuración de la deuda, una necesidad que, dijo, incluso ha reconocido el Fondo Monetario Internacional.
El primer ministro confió en una solución al problema de liquidez de los bancos y afirmó que el Banco Central Europeo (BCE) “se da cuenta de la dimensión humana de la crisis”.
“Soy consciente de que el mandato que me dais no es un mandato de ruptura, sino un mandato para una solución sostenible”, dijo el primer ministro para añadir que todo el mundo es consciente de que “no hay soluciones fáciles”, pero sí “soluciones sostenibles” y “justas”.
Pese a que el “no” se impuso con una clara mayoría de más del 61 por ciento, Tsipras, aseguró que en el referéndum no hubo “vencedores ni vencidos”, sino que la consulta es una “victoria en si misma”, pues ha probado que la “democracia no puede ser chantajeada”.
“Quiero dar las gracias a todos, independientemente de lo que votasteis. Ahora hay que restablecer la cohesión social”, dijo.
Anunció que pedirá al presidente del país que convoque el consejo de líderes de partidos y afirmó que Grecia necesita unidad nacional.
“Promoveremos reformas. Nuestro criterio será la justicia social y la transferencia del peso a los ricos”, recalcó.
 El “no” de los griegos en el referéndum deja planteada, con toda crudeza, la pregunta de si Grecia se verá forzada a abandonar la unión monetaria, escenario que nunca contemplaron los fundadores de la moneda única.
“Hay argumentos a favor y en contra sobre si el ‘Grexit’ (la salida de Grecia del euro) es posible legalmente”, dijeron fuentes comunitarias, que también subrayaron que “lo que ocurre es que no hay disposiciones específicas en los tratados que digan que el acceso a la zona euro es reversible”.
En la práctica, si un miembro insolvente de la eurozona se queda sin la cobertura del BCE, como le está pasando a Grecia, se puede ver obligado, para salvar su sistema financiero, a introducir la moneda nacional, ya sea de forma temporal o definitiva.
Pero desde el punto de vista jurídico no están claros los procedimientos, ni los derechos y obligaciones que tendría respecto a sus antiguos socios y viceversa, por lo que Grecia entraría en un auténtico limbo legal.