La victoria es de color naranja

La victoria es de color naranja
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Adiós a la mala racha, adiós. El Leyma Basquet Coruña cortó la sangría de tres derrotas seguidas con una victoria tan reconfortante como necesaria. El Prat Joventut, un equipo que no sabe lo que es ganar fuera de casa, ejerció de víctima propiciatoria. Asustaron los visitantes con un arranque demoledor, pero el Leyma se despertó de una pesadilla que duraba demasiado. Fue un triunfo coral, apoyado en un maravilloso segundo cuarto de explosión anotadora.
Brillaron Daniel Vujasinovic, magnífico en la dirección de juego, Khalid Mutakabbir y Jesús Castro, racheados de cara al aro, Beka Burjanadze, que funcionó de microondas en el momento necesario, y Kyle Rowley, rey del rebote, que acabó con 17 capturas, récord de la temporada.
Dormido, frío o empanado. Todo vale para calificar a un Leyma que entró al Palacio con el pie cambiado. El Prat mandó desde el salto inicial. Genialmente orquestado por Roger Vilanova y el coruñés Alberto Abalde –entre los dos firmaron 14 de los 18 primeros puntos de su equipo–, endosó un 2-11 en dos minutos. El nefasto parcial de los coruñeses forzó el primer tiempo muerto del técnico Tito Díaz. Pero la reacción se hizo esperar y el filial del Joventut amplió la ventaja hasta los diez puntos tras los primeros cinco minutos (8-18).
La entrada de Vujasinovic cambió el panorama. Bajo la dirección del base serbio afloró la capacidad anotadora de Castro y Mutakabbir. Los ajustes defensivos también ayudaron. Sentado Abalde, Vilanova se bloqueó –no volvió a anotar hasta la segunda parte– y su equipo se quedó sin soluciones. El resultado se tradujo en un parcial de 10-2 en cuestión de tres minutos. El Leyma se metió definitivamente en el partido y se marchó al descanso cuatro puntos por debajo (20-24).
Lo mejor estaba por llegar. Una penetración de Albert Homs y un tiro de Beka Burjanadze  desde el poste bajo sellaron el primer empate (24-24). El Prat no supo contener a la ‘marea naranja’. Una penetración de Burjanadze y siete puntos consecutivos de Castro –el primer triple del partido para los locales, un contragolpe después de un tapón del georgiano y dos tiros libres– culminaron un parcial de 13-2 que valió la primera ventaja del Leyma (33-26).
Abalde rompió la dinámica desde la línea de tres. El coruñés criado en Vigo parecía encender la reacción de su equipo, pero Burjanadze silenció la respuesta desde la larga distancia. Dos canastas seguidas de Larry Abia –la segunda con un mate que levantó al Palacio–, dos tiros libres del torbellino georgiano y un triple de Vujasinovic engrosaron la ventaja, la más amplia del partido para los locales (46-31).
El Prat, una sombra del equipo que arrolló en los primeros minutos, se marchó noqueado al descanso y el Leyma, que por fin despertó de su letargo tres partidos después, enfiló los vestuarios con una sustanciosa ventaja que invitaba al optimismo (48-34).
El tercer periodo transformó el partido en un intercambio de golpes, un baloncesto que no gusta a los entrenadores, pero encandila a los aficionados. La locura parecía favorable para el Leyma, que alcanzó su mayor ventaja en el marcador (60-44) y consumía el tiempo para una nueva victoria. Nada más lejos de la realidad. El Prat ajustó, apretó los dientes y enjugó la diferencia por debajo de los diez puntos para volver al partido en el momento justo, antes del último cuarto (63-54).
El encuentro se endureció y entró en terreno farragoso. Sólo dos puntos –un tiro de Ángel Hernández– en tres minutos enfriaron –más si cabe– el Palacio. El talento desapareció en favor de la lucha bajo los tableros. Era el momento de los Rowley, Homs o Abia. El Leyma ganó la lucha por el rebote, castigó en la zona rival y mantuvo la ventaja hasta el final. La victoria tiene otra vez color naranja. (73-62).

La victoria es de color naranja

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