En la variedad está el gusto

En la variedad está el gusto
De las 11 modalidades en las que España subió al podio, cinco (piragüismo, natación, baloncesto, taekwondo y atletismo) depararon más de un metal reuters



Si el balance de los Juegos es –mirando ‘tan solo’ la medallas y los diplomas– de sobresaliente para la delegación española, la nota sube unas décimas detallando en cuántos deportes se ha conseguido subir al podio.
Porque 17 metales en 11 disciplinas –separando, como en el programa olímpico, el piragüismo de aguas tranquilas y el de aguas bravas, así como la natación en piscina y en aguas abiertas– es una marca muy estimable y que habla a las claras de que nuestro país está entre la élite en muchos deportes. No domina ninguno con tiranía –como pueden ser EEUU en baloncesto o Corea del Sur en tiro con arco– pero brilla o destaca o lo hace bien en muchos.
Entre podios y diplomas, España ha metido deportistas entre los ocho mejores del mundo en 25 de las 39 modalidades olímpicas; es decir, en todas menos una –lucha– en que participó.
Si es cierto que en la variedad está el gusto, España ha firmado unos Juegos exquisitos. Y más teniendo en cuenta que el país que lideró el medallero, Estados Unidos logró más de la mitad de sus metales (64 de 121) solo entre natación en piscina y atletismo, mientras que la Nº3 del ránking, China, subió al podio en ‘solo’ nueve deportes más que España, la misma cifra que Rusia, aunque en este caso con una delegación muy mermada por las consecuencias del reciente caso de dopaje de estado.
La marca de los 22 primeros países del medallero que más acerca a la española es la de la anfitriona, que picó 19 metales –tres menos que España en sus Juegos ‘de casa’, además con seis oros menos, con el agravante de que Brasil supera en más de 150 millones de habitantes a nuestra piel de toro– en 12 deportes.
En el otro extremo de la balanza se sitúan las dos naciones que figuran justo por debajo de la nuestra en la tabla general de premios olímpicos: Kenia y Jamaica. El país africano se va de Río después de haber subido 13 veces al podio en... un solo deporte, el atletismo. Lo mismo que la isla caribeña, que se colgó dos medallas menos.
También significativo es el caso de Uzbekistán, cuyas 13 preseas llegaron en tan solo cuatro modalidades, tres de ellas de combate: boxeo, lucha y judo; y una también de ‘fuerza’, halterofilia. Su vecino norteño, Kajazistán, conquistó 15 de las 17 suyas de manera muy similar: 5 en boxeo, 5 en haterofilia, 3 en lucha y 1 en judo. Natación y atletismo completaron la cosecha.
Hungría, que finalizó dos puestos por delante de España, también debe todos sus metales (15) a solo cuatro deportes, con la natación en piscina aportando casi la mitad (7), la esgrima dando un póker, el piragüismo un trío y el atletismo la restante.
Otro caso de puesto alto en el medallero gracias a la hegemonía en pocas disciplinas es Corea del Sur, que entre tiro con arco (4), taekwondo (4), Judo (3) y tiro olímpico (3) logró 14 de sus 21 galardones. Especialmente llamativa es su tiranía en el deporte de las flechas: se colgó el oro en todas las pruebas de estos Juegos. En la femenina por equipos es el octavo oro consecutivo, una racha que comenzó en ‘sus’ Juegos de Seúl 1988, donde precisamente hizo su debut olímpico la modalidad colectiva.
Sin llegar a los niveles surcoreanos, básicamente porque hay muchos más metales en juego, Japón también ‘engordó’ su botín con una disciplina preponderante, en este caso, la ‘suya’, el judo, donde pisó 12 de los 14 podios posibles, una jugosa aportación a un botín de 41 preseas.
Aunque no tan abundante como la de Australia en la piscina con calles, de donde salieron 10 medallas, más de un tercio de un total de 29, aunque las restantes 19 las conquistó en 11 deportes distintos.
Un medallero tiene muchas maneras de analizarse –por oros, por número de medallas, dando un valor numérico a cada uno de los metales–, pero el verdadero nivel general de un país está en el ratio entre el número de premios y el número de disciplinas en que los consigue. Y, aquí, España ha rozado la matrícula de honor.

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