Monfils arrolla a Federer y mantiene viva a Francia

Monfils arrolla a Federer y mantiene viva a Francia
El francés Gael Monfils celebra un punto en el segundo partido de la final, disputado ayer efe

 

El francés Gael Monfils, contra todo pronóstico, venció en tres sets al suizo Roger Federer, 6-1, 6-4 y 6-3, e igualó así la final de la Copa Davis, después de que Stanislas Wawrinka diera a los helvéticos el primer punto tras derrotar a Jo-Wilfried Tsonga, 6-1, 3-6, 6-3 y 6-2.
Duda hasta el último momento por los problemas de espalda que le impidieron disputar la final del Masters de Londres, Federer apenas pudo atacar a un descarado Monfils, apoyado en un potente servicio y que encandiló a las 27.432 personas que abarrotaron el estadio Pierre Mauroy de Lille, nuevo récord para un partido de tenis, superando a las 27.200 que presenciaron la victoria de España sobre Estados Unidos en la final de la Davis de 2004.
La final queda equilibrada, a la espera del doble de hoy entre los franceses Julian Benneteau y Richard Gasquet, claramente favoritos contra los helvéticos Marco Chiudinelli y Michael Lammer. Y la traca final de mañana con el duelo entre los números uno (Federer y Tsonga) y los segundos espadas (Monfils y Wawrinka).
La derrota de Federer, además de dar alas a los franceses, ensombrece las opciones de Suiza, que seguirá pendiente del estado físico de su campeón, en cuya raqueta reposan buena parte de sus opciones de levantar la primera ensaladera en su segunda final.
Todo lo contrario que Francia, que había comenzado mal, y que acabó el día con la moral por las nubes para intentar asaltar su décima ensaladera, la primera desde 2001, y romper la racha de dos finales consecutivas perdidas, la de 2002 frente a Rusia y la de 2010 contra Serbia.
Monfils, número 19 del mundo, no se fió de la jerarquía del ránking ante la segunda mejor raqueta del circuito, al que no había vencido más que dos veces en diez duelos, pero nunca sobre tierra batida, nunca en partidos a cinco sets. Su proverbial descaro, su heterodoxia desordenada fue la mejor receta para acabar con el académico Federer, que demostró que todavía no está en la plenitud de sus facultades físicas.
La victoria de Monfils dio vida a una Francia deprimida unos minutos antes por la derrota de su número uno ante el segundo mejor suizo, Wawrinka, en un estado de forma sensacional. n

Monfils arrolla a Federer y mantiene viva a Francia

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