Maquillaje para que resalte el miedo

Maquillaje para que resalte el miedo

Como todas las modas, empezó en Estados Unidos, pero pronto cruzó el charco, desembarcó en Inglaterra y se extendió por toda  Europa. Y ahora, durante la noche, por los lugares apartados de la ciudad rondan payasos de maquillaje siniestro, que sonríen de forma tal que consiguen que lugares familiares a la luz del día se conviertan en pasajes de terror durante la noche, dejando la huella de sus enormes zapatos en el parque de Santa Margarita o la torre de Hércules. Son los “payasos asesinos”, que han conseguido que la fiesta de Halloween vuelva a inspirar miedo, y no solo diversión. 
Desde agosto, la moda de intentar asustar al público con disfraces de payasos apareciendo súbitamente en un lugar solitario, a veces blandiendo cuchillos, ha provocado la alarma en Estados Unidos, sobre todo porque en algunos casos, los ataques han sido reales. Este mismo mes, en Noruega, un joven de 19 años fue apuñalado por la espalda por un hombre que llevaba una máscara de payaso. Pero lo más habitual es que la cosa no pase de un simple susto. 


Por el momento, en A Coruña los avistamientos de estos siniestros personajes se limitan a internet: en Instagram se han colgado varias imágenes bajo el epígrafe “corunaclown” en las que aparecen asomados detrás de un árbol en el parque de Santa Margarita o de pie en medio de la rampa que conduce a la Torre de Hércules. Muchos de los internautas niegan que sea cierto y que las supuestas imágenes no pasan de ser montajes fotográficos pero, sean reales o no, despiertan fuertes sentimientos. 
Por un lado, sus imágenes reciben cientos de “me gustas”, que hoy por hoy pasa por ser la máxima prueba de reconocimiento social. Pero, por otro, la mayoría consideran las fotos parte de una broma pesada, y sus reacciones oscilan entre la indignación y la agresividad: “Al primero que vea venir hacia mi disfrazado de payaso, primero le meto y después le pregunto”. Incluso los esfuerzos por socializar del mimo caen en saco roto: “¿Mañana lloverá igual?”, se pregunta en una foto ante la Torre de Hércules. “¡Mira el tiempo, subnormal!”, responde otro internauta, mientras que un tercero opina que el supuesto payaso debe gozar de “poca vida social para hacer estas gilipolleces”. 
“¿Vienes a jugar conmigo?”, es el texto que acompaña a otra imagen. “¿Y si dejas de hacer el gilipollas?”, le responde otro internauta. “Hasta que se saque una foto con calidad y se te vea a tí vestido de payaso, no me lo creeré”, opina otro. 



La coulrofobia 
A juzgar por estas respuestas, la aparición de los siniestros payasos en A Coruña genera más resentimiento que miedo. Pero hay a quienes estas figuras estrambóticas y maquillaje chillón les causan pavor. La coulrofobia o medio irracional a los payasos afecta especialmente a niños pero también se puede dar entre adultos, y no hay como la idea de que pueda aparecer a la vuelta de la esquina  para resucitar los miedos infantiles.
“De todos modos, la gente que si tiene fobia a los payasos tampoco suele ir a tratársela –advierte Henar de la Torre, psicóloga del centro Andaina–. Pasa algo parecido con otra fobia mucho más común, la de las serpientes: que como es muy raro encontrarse con una, no les impide funcionar”, explica la terapeuta. En cambio, los miedos irracionales a los ascensores o a volar si son afrontados mediante la terapia. 
“Hay que distinguir entre fobia y miedo”, continua la psicóloga: “Es normal sentir miedo cuando estás de noche, en un lugar solitario, y aparece un payaso. Pero lo que no es normal es si sientes miedo de él en una fiesta infantil”. De la Torre también recuerda que el miedo es una respuesta adaptativa que es valiosa porque te ayuda a escapar de una amenaza. Siguiendo esta premisa, a nadie debería alarmarle verlos la noche de Halloween, pero seguro que más de uno se sentirá inquieto.

Maquillaje para que resalte el miedo

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