Un mal día, pero hay vida

Un mal día, pero hay vida
QUINTANA. BASKET CORUÑA

 

No pudo ser, y el Leyma Basquet Coruña cayó claramente (61-81) en el partido que le podía haber llevado a la gran final del playoff de ascenso a la ACB. Los hombres de Tito Díaz no tuvieron su día en la matinal del domingo, ante alrededor de 4.000 aficionados, y frente a un Melilla que se lo jugaba todo. El segundo clasificado de la fase regular supo aprovechar las facilidades que le dio un conjunto naranja que, quizás por mal de alturas, quizás por el cansancio físico y mental acumulado en dos eliminatorias tremendamente exigentes (o quizás por todo un poco), no rindió ayer a un nivel óptimo y ahora se lo tendrá que jugar todo a una carta, sin apenas descanso, mañana en el Javier Imbroda melillense.
Un encuentro en el que ya se palpaba la tensión y lo mucho que se jugaban ambos equipos en los instantes iniciales. A las canastas de Sergio Olmos para los coruñeses daba la réplica Héctor Manzano para los visitantes. Pero Melilla quería pisar el acelerador y ya en este primer cuarto consiguió una ventaja importante (4-12). Era el anticipo de lo que vendría después, aunque los coruñeses aguantaron. Un triple de Stelzer, y posteriormente otro de Burjanadze, permitieron al Leyma empatar en dos ocasiones (15-15 y 20-20), si bien en el minuto diez los de Alejandro Alcoba iban por delante (20-22).
Lo sucedido en este parcial daba a entender que el encuentro iba a ser muy igualado. Pero a los dos minutos de la reanudación, la segunda falta personal mandó al mejor de los locales en ese momento, Sergio Olmos, al banquillo. Melilla supo aprovecharlo y a 7:20 para el descanso obligó a Tito Díaz a pedir un primer tiempo muerto (20-28). La charla surtió efecto y los coruñeses llegaron a ponerse 27-30, pero, con muchos fallos e imprecisiones, cada vez parecía más complicado dar la réplica al rival. Fue el momento en el que Alejandro Alcoba optó por pedir él tiempo muerto, mediado el segundo cuarto, y a partir de ahí las diferencias se incrementaron.
Faltaban casi tres minutos para el descanso y Melilla alcanzaba la que hasta ese momento era su máxima renta (32-39). Y de ahí al final del parcial, los visitantes alcanzaban su primer objetivo importante, la barrera de los diez puntos (33-43). El bocinazo coincidió con una discusión entre Burjanadze y Manzano. El andaluz le estaba ganando la partida a un georgiano que, si bien fue uno de los destacados de su equipo, no tuvo el día.
El tercero cuarto llegaba para el Leyma con la ilusión de intentar remontar esos diez puntos en contra. Todavía era posible, y más con dos faltas casi consecutivas de Hernández-Sonseca que mandaban a una de las estrellas de Melilla al banquillo. Sin embargo, tanto Gatell como Manzano, e incluso Edwards, hicieron bien su trabajo en el poste bajo. Por si fuera poco, una ‘pillería’ de Franch provocó la tercera de Olmos, que visitó nuevamente el banquillo. Así, mediado el cuarto, los visitantes seguían aumentando su ventaja (41-55) y Tito Díaz pedía tiempo muerto.
Nuevo espejismo de arranque, un triple de Dago Peña (44-55) que no tuvo continuidad.
Melilla siguió a lo suyo, sin hacer un partido espectacular pero aprovechando bien sus bazas. El protagonismo al final del tercer cuarto fue de un ex del Leyma, Marcos Suka-Umu, que guió a los suyos al 47-65 del minuto 30.
El Leyma quería seguir creyendo en la remontada pero el -18 parecía difícil de superar en solo un cuarto. Los fallos y la falta de ideas de nuevo acosaron al Leyma, ante la desesperación de la grada. Hernández-Sonseca y Pablo Almazán fueron eliminados por faltas, pero Melilla seguía a lo suyo hasta alcanzar una renta más que definitiva, su máximo en este encuentro (25 puntos, 47-72). Iban ya más de tres minutos de último cuarto y por fin el Leyma anotaba, gracias a Dago Peña (49-72). A partir de ese momento llegaron los llamados ‘minutos de la basura’, con la mente puesta ya en el quinto y definitivo partido de la serie. 

Un mal día, pero hay vida

Te puede interesar