Intercambio de papeles

Intercambio de papeles
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Un quiero y no puedo. Así se resume el partido de ayer del Silva, que perdió con justicia contra un Ribadumia que le superó en todas las facetas del juego y le despojó de sus señas de identidad. El cuadro visitante fue más efectivo en el área contraria, tuvo más rigor táctico y demostró que se jugaba la permanencia en cada balón dividido. No realizó el partido de su vida pero venció con las habituales armas de su rival: intensidad, juego directo y penalizar al máximo los errores del oponente. 
A los dos minutos ya se pudo intuir que no iba a ser el encuentro del Silva. En un córner a favor del Ribadumia, Changui remató solo (el máximo goleador de Tercera sin marca en el área pequeña) en el segundo palo. Su cabezazo ya se colaba en la portería local pero Fajardo, por si acaso, lo empujó cuando estaba encima de la línea de gol. El árbitro se lo apuntó al lateral, aunque sería imposible averiguar el autor del tanto a simple vista.
A raíz del 0-1 llegaron los peores momentos del Silva. El Ribadumia olió sangre y se fue con instinto asesino a por el rival. La presión alta desconectó por completo a los locales, que se pasaron más de media hora sin acercarse con relativo peligro a la portería defendida por Manu Táboas. Tampoco el Ribadumia asustó a Guillermo. No hizo falta. Los minutos pasaban y el partido moría en una serie interminable de interrupciones, imprecisiones, balones divididos, pelotazos, golpes y lesiones. Una de ellas terminó con Callón en el banquillo. Su puesto lo ocupó Iván Patiño y Javier Bardanca se vio forzado a recomponer el centro del campo. Marcos Gómez se posicionó como acompañante de Michi Leal en la medular y Patiño se situó en la izquierda. A pesar de contar con la calidad de Marcos Gómez en la sala de máquinas, el Silva no pudo, o no supo, aprovecharla. El balón rara vez tocó el césped en el centro del campo y Marcos lo vio pasar por el aire una y otra vez de un lado para otro.
No obstante, Diego Cuesta y Patiño probaron suerte en los últimos minutos del primer acto aunque sin acierto. Dos tímidos acercamientos que no mellaron la confianza del Ribadumia pero sí dejaron una sensación de mejoría de los locales en el ambiente.
Nada más lejos de la realidad. En la primera jugada de la segunda parte el Ribadumia asestó el segundo golpe. Fran Matos, el más listo de la clase, robó un pase de Cardelle hacia Beto y se plantó solo ante el meta Guillermo. Lo regateó y se quedó sin ángulo para rematar, pero tuvo la sangre fría para levantar la cabeza y ceder el cuero atrás a Changui, que empujó el balón a la red a placer. 0-2 y estallido de júbilo del plantel visitante, que tenía la salvación virtual en la mano.
El Silva estaba grogui. Solo era capaz de transportar el balón a las inmediaciones del área rival con lanzamientos de faltas frontales desde el centro del campo. Poco más. La defensa visitante desconectó al delantero Joao Paulo y secó a un Brais que jugó uno de los partidos más incómodos de la temporada. Con dos de los peligros del Silva fuera de combate, el Ribadumia se crecía cada vez más. Y así llegó la sentencia. Un gol de un equipo con la moral por las nubes. Tras un par de pases al primer toque, el balón le llegó a Fajardo, lateral zurdo, que con la diestra realizó un envío en profundidad que dejó a Nando solo ante Guillermo. El extremo superó la salida del portero con una sutil vaselina y el esférico se coló en el marco local ante la incredulidad de los jugadores locales, que todavía no sabían qué había sucedido para ir perdiendo 0-3.
A partir de ahí, el Silva dio por perdido el encuentro. El orgullo le impidió tirar la toalla e intentó recortar distancias en jugadas a balón parado, pero ayer no era el día de los coruñeses. Eso se vio reflejado en un remate de Miguel Muñoz a la salida de un córner, que con todo a favor envió el balón fuera en el minuto 73.
El Ribadumia gozaba de inercia positiva y quería más. El 0-4 estaba más cerca que el 1-3. Changui tuvo la opción de aumentar la goleada, pero el último toque no fue acertado tras una acción de fútbol directo. El Ribadumia, habituado a un fútbol más asociativo, supo moldear su estilo de juego para vencer a un Silva que vio como el rival le ‘robaba’ sus señas de identidad. Victoria merecida de los visitantes ante un Silva irreconocible y sin alma.

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