La intensidad empata con la fatiga

La intensidad empata con la fatiga
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El Cerceda más fatigado y -con el paso de los minutos- precipitado empató (1-1) en el campo de un Laracha más intenso y que hizo todo lo posible para dar la vuelta al gol inicial de Cano.
La exigencia del partido del pasado domingo contra el Boiro -se decidió en los últimos minutos, con remontada (3-1) incluida- y la del miércoles en el Pepe Barrera (derrota con un gol de penalti en el último minuto) le pasó factura al Cerceda o, al menos, dio esa sensación.
El equipo de José Luis Lemos dio síntomas de cansancio y agotamiento, fundamentalmente, en los balones divididos, en las segundas jugadas. El Laracha, más entero lo aprovechó para no pasar apuros en defensa ante el segundo clasificado.
Las bajas en línea defensiva (Róber y Pablo Vidal) del equipo de Ambrosio Oróns fueron suplidas con creces por Élmer (central) y Beto (lateral izquierdo). Dani Bea regresó directamente al once inicial y también llamó la atención la suplencia de Óscar Martínez. Brais jugó en la izquierda e Iago Iglesias de mediapunta. Martín y Denís formaron pareja en el centro del campo, con Alexandre en el costado derecho.
Tal vez por el campo, tal vez por fortalecer su estructura en el plano defensivo, el Cerceda salió con un trivote por delante de los cuatro defensas. Pablo Rubio, Granada y Agulló formaron el tridente de la medular; Herbert, Uxío y Cano, el de ataque.
Carente de frescura en cualquier faceta del juego, el Cerceda se armó de tal manera que su juego ofensivo no fluía como en otras ocasiones, pero en el aspecto defensivo el rendimiento no fue malo durante el primer tiempo. Solo un tiro de Alexandre al lateral de la red inquietó al equipo visitante en los primeros minutos.
El plan del trivote con mediocentros puros se fue al garete poco después del cuarto de hora con la lesión de Agulló. Lemos apostó por Peloto, que ocupó la banda derecha, desplazando a Herbert a zonas interiores junto a Rubio y Granada.
Precisamente Granada protagonizó, a la media hora, la primera gran ocasión visitante al cazar un balón muerto y soltar un latigazo que Damián despejó a córner. En ese saque de esquina, Herbert centró al primer palo con mucha tensión en el golpeo. Caridad cabeceó, Damián intervino con reflejos, pero Cano cazó el rechace en el área pequeña y empujó el balón a la red. 0-1.
Un desajuste del Cerceda abrió la barrera de una autopista hacia la portería de Marcos Valín. Dani Bea solo tuvo que pisar el acelerador para encarar, totalmente solo, al portero rival. Valín reculó, aguantó y provocó la acción de uno contra uno. Para evitar la colisión, Bea orientó el balón hacia la derecha y el propio delantero del Laracha siguió la trayectoria del cuero pero se fue al suelo. ¿Contacto? Espansandín Cores no pitó penalti y, por tanto, no expulsó al portero pero tampoco enseñó la cartulina amarilla a Bea por simular. Desconcertante decisión.
Poco antes del descanso, al que se llegó con el 0-1, Granada reclamó el cambio. En el segundo tiempo saldría Adrián Peque en su lugar. Las 29 jornadas disputadas y los tres partidos en una semana seguían pasando factura a un Cerceda que tenía 45 minutos más por delante.
Uxío lo ganó prácticamente todo por arriba. Y si no lo ganó, provocó el error del rival. En cambio, sus compañeros no fueron capaces de aprovechar el poderío físico de su ‘9’. El Laracha, mucho más vivo y atento, cazaba en diferentes zonas esos balones que caían muertos tras la primera disputa.
El Laracha dio un paso al frente con la entrada de Óscar Martínez (salió Denís) a los diez de la segunda mitad.
Herbert tuvo las tres mejores ocasiones de su equipo para hacer el 0-2. La primera, en una falta lateral ejecutada con veneno. Las dos siguientes; con tiros desde el borde del área que salieron cerca de la escuadra derecha del marco de Damián.
Superada la hora de partido, el Laracha fue a más y el Cerceda a menos. Todo se juntó para que el equipo local incrementase su dominio, basado en el poderío físico, y mereciese el gol del empate.
Una desafortunada acción de Marcos Valín, que agarró el balón y, posteriormente, lo soltó, permitió a Dani Bea empujar, en el área pequeña, el balón a la red. Fue un regalo por el que el Cerceda podría tirarse de los pelos (Pontevedra y Fabril perdieron) pero también un regalo que, de una forma u otra, el Laracha merecía.
Con el indicador del combustible en la reserva y parpadeando de forma alarmante, Lemos sacó a Juan (lateral izquierdo) para dar entrada a Brais Abelenda (delantero). Sin dar por bueno el empate y exponiéndose a encajar otro mazazo, el Cerceda se quedó con tres atrás, pero al cansancio se unió la precipitación. Pelotazos sin sentido de José Manuel, Peque o Rubio que reducían a la mínima expresión sus jugadas de ataque. En defensa, la cosa no pintaba mucho mejor. El Laracha tuvo el 2-1 tras un gran control de Alexandre, con centro tenso al primer palo. El remate salió fuera.
El Laracha se quedó con ganas de más partido. Tal vez, el Cerceda también. Dejó bien claro que solo piensa en ganar, que no se conforma con el empate, pero ayer las piernas no le daban para más.

La intensidad empata con la fatiga

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