El vuelco de un turismo provoca retenciones en Alfonso Molina

Una mujer al volante de un Opel Corsa negro protagonizó ayer un espectacular accidente en Alfonso Molina que le causó heridas de carácter grave y que, además, provocó retenciones en dirección entrada. El suceso tuvo lugar a las once de la mañana, a la altura de Palavea. Según fuentes de la Policía Local, la conductora perdió el control de su vehículo justo a la altura del radar que se encuentra en ese tramo y, tras dar un bandazo, el turismo volcó y acabó boca abajo.
Al lugar de los hechos acudieron tanto efectivos de la Policía Local como de la Guardia Civil, que al advertir la posición en la que había quedado la mujer, que fue identificada como L.R.V., decidieron solicitar la asistencia de los bomberos municipales. En efecto, la víctima había quedado atrapada, porque el techo del vehículo se había aplanado debido al peso. En apenas unos minutos llegó la dotación del parque de A Grela, que examinó el problema y determinó que no era necesario usar cizallas mecánicas. 
Los servicios de emergencias consiguieron sacar de allí a la mujer, que seguía consciente, simplemente tirando de ella a través de la ventanilla, tras inmovilizarla antes de meterla dentro de una ambulancia del 061 que la trasladó a un centro hospitalario. Mientras tanto, la Policía Local se encargaba de controlar el tráfico, porque el vehículo siniestrado había quedado sobre el carril exterior, provocando un cuello de botella que empeoró debido a que los conductores frenaban para verlo. 

denuncia
Aquello contribuyó a que se formaran largas colas que se prolongaron durante cerca de una hora, hasta que por fin una grúa retiró el vehículo y el carril de la derecha quedó expedito.
No es la primera vez que un accidente de este tipo tiene lugar en la curva de Palavea. De hecho, la Dirección General de Tráfico decidió instalar un radar para controlar el tramo después de que se dieran varios accidentes graves, aunque ninguno mortal, protagonizados por conductores que cogen esa curva, que coincide con un cambio de rasante, con demasiada rapidez en una curva en la que la velocidad está limitada a ochenta kilómetros por hora y se salía de la vía. 
Pero desde que se instaló el radar, hace ya cerca de dos años, no se habían vuelto a repetir esta clase de siniestros.