“A veces no nos queda otra que hacer el Quijote”

“A veces no nos queda  otra que hacer el Quijote”

Andrés Trapiello está cansado de oírse, pero acepta con agrado estar mañana a las 20.00 horas en el ciclo “Libros en directo” del centro Ágora para seguir debatiendo sobre Cervantes y “El Quijote”, que ha traducido a un castellano actual después de 14 años. Más que dar que hablar, dice que su adaptación “da que leer”, porque “no hay lugar para la polémica”. Solo responde al “gran número de personas que no lo entienden”. La encuesta del CIS, de la que se desprende que dos de cada diez españoles confiesan haberlo leído, de los que el 16% pueden decir el nombre completo de Don Quijote y solo el 8%, el de Dulcinea, viene a confirmarlo. 
Para el escritor, “cuesta mucho” y ante los que defienden la postura de no tocar el original, Trapiello recuerda que él no lo hizo desaparecer del mapa: “Sigue donde lo dejé”. Está ahí y  “no lo he traducido para mí, sino para aquellos que no lo pueden leer”. Prueba de esa necesidad de adaptarlo al idioma de hoy, está, según Trapiello, que en las ediciones de bolsillo de la novela cervantina, se incluyen hasta 5.000 notas a pie de página. La tarea de hacerlo masticable le ha llevado a Andrés 14 años que ahora recuerda con cierta nostalgia, donde se olvidó de su trabajo de ensayista y autor de historias para dedicarle “una, dos o tres horas” al asunto. 
Con él, “aprendí cosas que como lector normal se me han escapado, detalles que di por entendido”. Alaba, a su vez, otras iniciativas de compañeros de profesión como Pérez Reverte aunque, al contrario que la suya que es una traducción, la de él es una versión reducida para el colegio: “Es como la que leí de pequeño de Edelvives. Todo lo que se haga, está muy bien” porque invita a leer el original. 
Sobre su imposición como lectura obligada en los colegios, Trapiello cree que es una tortura, “un disparate” que hace que después no se lea de adulto, que se aborrezca sin más. Sin embargo y a pesar de todo, el poeta señala que todos tienen una idea muy clara del personaje y lo que representa, “que emprende luchas desinteresadamente” y aunque tiene su lado negativo, “por su parte alocada de no mirar las consecuencias”, por fortuna, “a veces no nos queda otra que hacer el Quijote y es algo maravilloso”. Trapiello lo compara al hecho de ir en las listas de UPyD por el senado como escudero de Fernando Savater, “uno de los Quijotes con los que hemos contado en el País Vasco contra el terror”. Gracias a su labor, insiste en que “muchos están cumpliendo condena”. 
Desde Vargas Llosa, que ha escrito el prólogo y entendido el proyecto, a los miles de lectores que están felices de tenerlo entre sus manos, el trabajo de más de diez años será hoy uno de los cientos de motivos que pueden despertar esta tarde a la palabra. Por ser él, autor de cientos de historias, la cita conducida por Pedro Ramos promete. En cuanto a su labor de traductor, Trapiello asegura que se ha acabado. No solo España, sino también Argentina, Perú Colombia o Chile pueden disfrutar el resultado.

“A veces no nos queda otra que hacer el Quijote”

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