Los vándalos se ceban con los locales de O Parrote que esperan su apertura

Los vándalos se ceban con los locales de O Parrote que esperan su apertura
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Poco son los centímetros de los espacios de O Parrote que se han librado de los actos vandálicos. Los bajos que están a la espera de ser transformados en locales comerciales están llenos de pintadas, pero tampoco se libra el parking o las escaleras.
Los adjudicatarios de los bajos de la zona arcada están a la espera de recibir todos los permisos para iniciar allí sus negocios. Mientras no empieza el acondicionamiento de los mismos, los vándalos han tomado la iniciativa en estos espacios.
Las pintadas son la decoración de estos espacios que incluso sirven a veces de refugio para las personas que no tienen un hogar. Hay restos de basura por el suelo, en donde se puede encontrar de todo. Una situación que también se da en el recinto creado para conservar los restos de la muralla romana que allí se encuentra. 
La entrada del aparcamiento subterráneo recibe a los usuarios del mismo con una enorme pintada, con la que alguien quiso dejar su impronta.
Las cristaleras también han sido diana de los que se divierten con los aerosoles o que han decidido emprenderla a golpes con las mismas.
De este modo, lo que nació como un espacio de esparcimiento y primer escaparate de la ciudad para los cruceristas, presenta un aspecto descuidado, lleno de grafitis y de cristales astillados por doquier.
Pero estos locales no son los únicos que se han visto afectados por los vándalos. Llama la atención las cristaleras que forman parte del mobiliario urbano y que están destrozadas. En los bajos están pintadas y el resto están hechas añicos. 
A alguno, o algunos, no se le ocurrió mejor cosas que emprenderla a golpes con el cristal que separa la explanada de O Parrote del recinto deportivo de la Solana.
El resultado es una cristalera completamente astillada. No obstante, el material del que está hecha esta separación –el denominado antivandálico– evita que el “feísmo” que provoca ver el cristal destrozado, no se transforme en una amenaza para los viandantes que cada día pasean por esta explanada.
La misma suerte ha corrido la barandilla de las escaleras que unen O Parrote con la parte superior del paseo. De arriba a abajo está totalmente astillada.
Una situación que no se ha corregido y que se mantiene a pesar de que en el mes de agosto la policía portuaria llegó a precintar los bajos con unas vallas para evitar que entrase la gente. Sin embargo, poco carácter disuasorio tuvo esta medida. n

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