Stop Desahucios prepara su apoyo a seis personas en peligro de perder su hogar

Stop Desahucios prepara su apoyo a seis personas en peligro de perder su hogar
28 noviembre 2013 A Coruña.- Un amplio despliegue policial acompañó ayer el desahucio de Elisabeth Sanlés, la vecina de O Castrillón que llevaba un año sin pagar el alquiler de su piso

La inminente llegada del mes de septiembre y con él, de la vuelta a la rutina, trae consigo también la vuelta a la lucha de algunos colectivos, como el de Stop Desahucios, que también han rebajado su actividad durante el mes de agosto. Sin embargo, su portavoz, Héctor Tejón, advierte de que la situación precaria en la que se encuentran muchos coruñeses volverá a hacerse precaria ahora:  “Acudiron a nós media ducia de persoas que están a piques de perder a vivenda e que temen que lles chegue polo correo unha orden de lanzamento”.
El caso más apremiante es el de una madre y una hija que residen en un piso de Os Mallos y que ya recibieron la orden que las conmina a abandonar su casa,  donde viven en “alquiler precario”, según explica la asociación. Es decir, que se limitaban a cuidar del piso del que ahora quiere disponer el casero. La madre, de 56 años, tiene una minusvalía del 65% debido a trastornos psiquiátricos, mientras que su hija, de 33, sufre fibromialgia. Ambas viven de la paga social de la madre, que ronda los 400 euros.
Por el momento los esfuerzos de las autoridades para realojarlas resultan infructuosos. Aunque el Ayuntamiento les ofreció varias opciones, los activistas señalan que no pueden pagar un alquiler, ni siquiera uno social. El portavoz de Stop Desahucios, que recuerda que la plataforma se encontró con problemas parecidos cuando trataron de evitar los desalojos de Aurelia Rey y Elisabeth Sanlés, que acabaron en enfrentamientos policiales. El juicio por el primer caso tendrá lugar próximamente y el segundo se espera para octubre, lo que dará pie a nuevas protestas del colectivo.
“Moita xente que está a piques de perder su casa atópase na msima situación: en paro e con só unha paga social que non lle chega mais que para comer”, denuncia Tejón, que asegura que estas personas reciben constantes llamadas por parte de los bancos, cuyos representantes les urgen a que paguen las deudas incluso aunque signifique gastar toda su paga. Para Stop Desahucios, esta forma de presión que emplean los bancos no es más que una forma de “mobbing” o acoso.
Pero no todo son malas noticias: en las asambleas que celebra el colectivo cada vez es mayor la asistencia; a las reuniones llegan a acudir entre 20 y 25 personas, muchas de ellas afectadas por la hipoteca o que temen perder su vivienda por otro motivo y que buscan en Stop Desahucios apoyo para salir adelante. “Antes había como vergoña para protestar, pero agora parece que iso xa pasou. A xente veñe cada vez máis por todas”. Además, cada vez acuden antes a solicitar ayuda, lo que permite a los activistas más  margen para poder actuar contra lo que ven como una injusticia.

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