Sabores que dejan el paladar “helado”

Sabores que dejan el paladar “helado”
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A falta de que las heladerías coruñesas experimenten con sabores salados, los clásicos se alían en los mostradores con novedades que saben a queso de O Cebreiro y membrillo en La Italiana, son como chupitos de crema de orujo en Puerta Real y suponen un respiro para los que optan por uno de kit kat en Duffin Dagels.
Los que se comen en tarrina o en cucurucho atienden a los caprichos de una sociedad donde impera la moda del gintonic. Es por eso que en Puerta Real ofrecen este combinado en helado junto al cava haciendo pareja con el maracuyá o el mojito. Dicen desde el local que, sin duda, el rey de la pista es el de crema de orujo, que está “supersolicitado”.
Además de los de siempre, el negocio que lleva abierto un año comienza cada semana con una  sorpresa en el menú. El último, el de arroz con leche, al que no le falta el toque de canela y que fueron probando los clientes a modo de experimento. Ocurre que si la respuesta es positiva, el sabor se queda para siempre. Así es como el cheesecake forma parte de la familia de helados que preparan día y noche, junto con el de kinder o el de mascarpone con higos. De esta manera, completan una alineación de 22 fijos más los de alcohol.
Muy cerca de ellos, La Italiana mezcla ingredientes secretos entre bambalinas. Para este verano, la heladería irrumpió con el de yogur con amarenas, que son cerezas caramelizadas, y el de tarta de queso con arándanos. Los que vienen a por una bola mágica se debaten entre las variedades que triunfan desde hace años y otras que no llevan tanto como las de tiramisú, cookies o mango. Aseguran que la gente innova.
En la Colón, su filosofía está clara. Se alían con el ingrediente en toda su intensidad y desechan modas pasajeras como kinder o sucedáneos, “el nuestro de avellana sabe a avellana”. Daniel Revoredo nació entre cubos de sabores. Ahora que sus padres le dieron el testigo, el hostelero sabe que la clave está en que el producto tenga la mejor calidad posible. En el ránking de los más solicitados, se aúpa el de limón y el de crema tostada, el preferido de Daniel, seguido del de yogur de fresa.
Solo cuando se acerca el invierno y el helado se disfruta a otras velocidades, la Colón los prepara de mandarina o de crema de orujo. Cuando el calor aprieta, el establecimiento va a tiro fijo. No hay fallo. Su clientela no titubea. Unos pasos más, en dirección Obelisco, Duffin Dagels presenta la innovación hecha helado. De oreo a kit kat, el local despliega un abanico de opciones entre las que se incluye el de tarta de la abuela. Al contrario de lo que el cliente piensa, una mezcla de crema, chocolate y galleta, la de Duffin Dagels sigue la receta de la “yaya” cordobesa, que le da forma a un postre de chocolate blanco con limón y piñones. Sin duda, este sabor se lleva la mayor de las sorpresas. Para bien o para mal.

Sabores que dejan el paladar “helado”

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