Reportaje | La suerte de asistir a un colegio con un buen banco de libros

Reportaje | La suerte de asistir a un colegio con un buen banco de libros
A partir de tercero de Primaria, los pequeños pueden heredar libros de anteriores alumnos | javier alborés

La vuelta al cole provoca en muchos pequeños unos buenos lagrimones al cambiar playa por pupitre, pero también en los padres, que tratan de hacerse con material heredado para no enfrentarse a un listado que, en Primaria llega a los 200 euros, una cifra que se duplica cuando los vástagos entran por la puerta del instituto. Lo confirman desde el Ampa y si bien hace años, la cartera se resentía todavía más, septiembre tambalea la economía familiar casi como enero.


Aún así, la presidenta de la Federación Provincial de Ampas de Centro Públicos de A Coruña, Dolores Sanguiñedo, recuerda que en muchos centros se ha creado un banco de libros a partir de tercero, que suministra a todos los alumnos. Entre los que aporta la Xunta, en función de la renta familiar, y los que tienen los colegios, se va trampeando. Antes, es imposible, porque los libros están hechos para escribir sobre ellos.
Los que no reciben herencias de papel tienen que desembolsar la cantidad que Dolores baraja de media por diez volúmenes más otros dos de inglés, francés o de manualidades. En el caso del Anxo da Garda no es necesario pasar por caja: “Las editoriales donaron ejemplares y no los tuve que comprar”. Apunta Sanguiñedo que en algunos centros para evitar la renovación de los fondos, utilizan los de la LOU, adaptando la programación exigida a los contenidos. Dolores cree que la subvención de la Xunta es solo un parche y que los libros deberían ser gratis para todos: “Incluso se gastaría menos” con sanciones a los que los estropeen.
Otro CEIP que tiene un grueso de material tal que no hace falta comprar nada es el Rosalía de Castro: “Tenemos un banco de libros nuestro, aparte del de la Xunta, recopilamos los que las familias nos fueron donando y tenemos de sobra”. En este sentido, generaron una cadena que tiene caducidad porque hay tomos que ya están muy deteriorados, pero, en general, es muy positivo porque la costumbre de pasarlos de unos a otros se ha instaurado. Su director Jesús Javier Celemín propone la universalización de los libros porque “lo que es público, es público para todos”.


Señala que a los trabajadores les supone mucho trabajo la cuestión burocrática que acarrean los cheques y las ayudas de libros de la Xunta y que “no siempre se corresponde con la renta”, que hay beneficiarios que tienen más ingresos y que por eso, lo más justo sería darle material a todos los niños de la clase.

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