Reportaje: La profunda huella que deja en el pasado la actualidad televisiva

Reportaje: La profunda huella que deja en el pasado la actualidad televisiva
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Ya son XXIII ediciones de la “Feria das Marabillas”, el mercado medieval  que recibirá a miles de visitantes hasta el martes, cuando cerrará sus puertas. Docenas de puestos llenos de comida y bebida se intercalan con otros donde se ofrece bisutería, perfumes, telas o juguetes. Incluso si se da el raro caso de que le visitante no encuentra nada en los puestos que le satisfaga, siempre se puede divertir contemplando los pasacalles que ofrecen cinco compañías de animación. En unos y otros se puede advertir la huella que ha dejado la televisión en la forma en la que nos imaginamos la Edad Media, más cercana a la épica de “Vikingos” y “Juego de Tronos”, en la que la fidelidad histórica se deja del lado a favor del espectáculo y la diversión.
El propio alcalde, Xulio Ferreiro, hizo una alusión a ello cuando inauguró el mercado, durante la mañana de ayer: “A Feria das Marabillas, esta recreación histórica  cuasi histórica, imos a decir, que vai encher as rúas”. Los comerciantes y los artistas son los primeros en comprender el potencial que tiene hacer referencia a las populares series de televisión,  y el resultado es que uno de los pasacalles, los de Wyrdamur, con un aspecto vikingo que rozaba el Black Metal, interpretaban a menudo la banda sonora de “Juego de Tronos”.
El secreto de la hidromiel 
En su puesto de la plaza de Azcárrega, Julio César Heredia también mezclaba ambos conceptos, en su puesto de venta de hidromiel, esa bebida de miel fermentada con lúpulo que los vikingos trasegaban en cantidades. “También sale en ‘Juego de Tronos’ y por eso lo mencionamos”, explica Heredia, que asegura que viajó hasta un poblado noruego para aprender sus secretos.
También la compañía de  los Mercenarios de la Santa Muerte echaba mano de la imaginería vikinga para impresionar al personal, con trajes de cuero y pieles y armas al cinto. Igual le ocurría al herrero de la calle Amargura, que ofrecía sentarse en un auténtico “trono vikingo” a los visitantes.  Pero no todos los cuernos de la feria pertenecían a los cascos de los hombres del norte: varios animadores iban caracterizados como  los faunos que popularizó el cineasta Benicio del Toro. l

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