Reportaje | El pleno se convierte en un espacio plagado de nuevos métodos de reivindicación

Reportaje | El pleno se convierte en un espacio plagado 
de nuevos métodos de reivindicación
Los concejales del Partido Popular portaron banderas de España al último pleno | patricia g. fraga

La llegada al gobierno de la Marea hace algo más de dos años provocó varios cambios en la actividad municipal, algunos mejor aceptados que otros. Uno de ellos fue pasar los plenos ordinarios al horario de tarde, lo que facilitó el aumento de ciudadanos presenciando las sesiones.
Esta medida tuvo buena acogida por todos los grupos salvo por las altas horas a las que se terminan las sesiones más largas y también por los coruñeses, que comenzaron a utilizar con mayor asiduidad el salón como espacio de protesta.
Así, es extraña la ocasión en la que no hay algún ciudadano o colectivo con una pancarta con alguna queja o reclamación hacia el Gobierno local.
La temática en las consignas durante estos meses fue muy variada: respaldo a la Policía Nacional, transporte urbano, violencia machista, el barrio de A Falperra, desahucios, la fachada marítima, pensiones, quejas por el estado general de la ciudad y contra el alcalde, de apoyo al regidor y al equipo de gobierno, y referentes a conflictos laborales, fueron algunas de los asuntos tratados. Normalmente estas manifestaciones tenían lugar cuando se abordaba alguna cuestión relacionada con estos temas durante las sesiones e incluso algunas de ellas repitieron en más de una oportunidad.

Práctica por sorpresa
Sin embargo, la continua presencia de pancartas no fue la única novedad en el pleno desde que la Marea llegó a María Pita en mayo de hace dos años. Precisamente otro de los cambios se produjo durante uno de los peores momentos de Xulio Ferreiro como alcalde.
El regidor se enfrentó el pasado mes de febrero a una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de los presupuestos que perdió. Todo se produjo poco después de una abrupta ruptura de las negociaciones sobre las cuentas con el PSOE.
Durante su intervención, Ferreiro reprodujo el audio de una rueda de prensa de José Manuel García, portavoz socialista, y que para el regidor había sido el detonante del final del preacuerdo alcanzado.


La maniobra sorprendió al resto de la corporación municipal, que incluso se llegó a cuestionar si se podía hacer una práctica de ese tipo. El beneplácito a esta actuación provocó que no fuese la última y un par de meses más tarde Rosa Gallego, portavoz del PP, fue la que se unió a esta moda.
En este caso reprodujo las quejas de un ciudadano por la okupación de la Comandancia de Obras y en las que se acusaba al Gobierno local de permitir esta situación durante meses.
Los audios no se detuvieron ahí y el pasado lunes fue el turno de Avia Veira, portavoz del BNG, quien echó mano de esta herramienta. Lo hizo para reproducir una intervención de Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del PP, en el que advertía a Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, de que podía acabar encarcelado como Lluis Companys.
En esta sesión el PP abordó otra práctica nueva al llevar dos banderas de España ante el conflicto catalán y que estuvieron en su bancada todo el pleno. No es la primera iniciativa popular, cuyas representantes femeninas acudieron una vez con camisetas en apoyo a la Carrera de la Mujer.

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