Reportaje | Una cena, aunque medieval, será siempre un buen adiós

Podrán pasar años, lustros y siglos, pero mientras la especie humana esté, para bien o para mal, sobre la faz de la Tierra una de las mejores maneras de decir adiós será compartiendo una cena.
Y eso es lo que hicieron ayer decenas de coruñeses que se reunieron en la plaza del Rectorado para disfrutar de un banquete con el que comenzó la despedida de la vigésimo tercera edición de la Feira das Marabillas.
Los asistentes pudieron por un día dejarse de convencionalismos y utilizar solo las manos, con la ayuda de algún que otro palillo, para degustar mejillones, pulpo, churrasco y cachelos, que de eso se componía el menú cuyo coste ascendía a 25 euros.
La cita gastronómica tuvo lugar ayer por primera vez en el edificio de la Maestranza. Los motivos de la decisión no han quedado totalmente clarificados, pero la organización ya adelantó, en su momento, que si resolución no agrada a los comensales en próximas ediciones se escogerá otro escenario.
Última jornada 
La Feira das Marabillas dice hoy adiós hasta el próximo año, en el que nuevamente será la encargada de preludiar los fastos que tendrá lugar en el mes de agosto durante las fiestas de María Pita.
Así los doscientos puestos instalados en las calles de la Ciudad Vieja abrirán a las once de la mañana y a lo largo de toda la jornada se sucederán un gran número de actividades como pasacalles musicales, espectáculos de teatro, conciertos, danza del vientre y desfiles, además de trapecios y exhibiciones con fuego.
Se clausuran así seis días que dieron comienzo el pasado jueves, 20, con el acto de inauguración en el que participó el alcalde, Xulio Ferreiro, acompañado de diversos miembros de la corporación herculina.
También la cultura contó con su espacio en este certamen histórico. El sábado, en la iglesia de Santiago, se celebró un encuentro de música medieval.l