Tres raciones de pop rock con sabor a Noroeste

Tres raciones de pop rock con sabor a Noroeste
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La vigésimo novena edición del Noroeste Pop Rock arrancaba de manera simultánea en tres escenarios en lo que se bautizó como festival expandido y que le puso notas musicales a la plaza de las Bárbaras a eso de las siete con el ferrolano Jaime Fifthring. En San Nicolás, a esa misma hora afinaban sus guitarras The Sonic Headlight, que dieron paso al estilo surf de The Kanaloas. Lejos de la playa, el público disfrutó con Felix Arias y Luis Moro adentrados ya en una velada donde la lluvia fue el único elemento discordante, porque el resto se sirvió al resguardo de edificios que acariciaron por primera vez el evento. 
Lo hicieron suyo cuando La Bien Querida salió con sus ritmos heterogéneos y la rumba se alió con los toques árabes en el mismo sitio donde descansa la congregación religiosa de las Clarisas y si en San Nicolás, Familia Caamagno caminó entre el garage y el blues, Guadi Galego preparaba su torrente de voz para cantar en el mismo lugar donde otros recibieron torturas. San Antón se vistió entonces de melodía. Fue país a través de la cantante, que no desperdició la ocasión de concentrar su amplio bagaje en el directo. Y como en la Cenicienta, las Bárbaras recogió los bártulos cuando dieron las doce. Poco más tarde lo hicieron en San Nicolás, que se fue con Pablo Und Destruktion mezclando psicodelia, folk y blues en la misma probeta musical. Todo ello aliñado con música industrial en una noche donde brillaron “lúas de outubro”, las que Guadi sacó a bailar entre las piedras del castillo, mientras Riazor calentaba motores.

Tres raciones de pop rock con sabor a Noroeste

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