Las pymes coruñesas tienen quien las haga “diferentes”

Las pymes coruñesas tienen quien las haga “diferentes”
El consultor Rafael Martínez, en el Club Financiero Javier alborés

En un momento en el que las pequeñas y medianas empresas coruñesas (pymes) intentan sacar la cabeza del charco en el que las metió la crisis, tener de mano a una consultora que te apoye resulta muy positivo. A priori estos servicios pueden semejar estar solo al alcance de las grandes corporaciones pero cada vez más asociaciones e instituciones tratan de apoyar al tejido empresarial brindándole el acceso a los expertos de manera gratuita o a través de un copago. Sin ir más lejos el director de la consultoría Arxon Estrategia, Rafael Martínez Carrasco, ha trabajado casi con tantas firmas por esta vía como por contratos directos.

El experto cuenta que la compañía de la que forma parte ha estado integrada en muchos programas tanto de la Xunta como de la Diputación, y tras sumar la colaboración con la Asociación de Jóvenes Empresarios de A Coruña (AJE Coruña) hace unos años, calcula que ha tenido la oportunidad de asesorar “más o menos a 150 empresas” de las más diversas “dimensiones, perfiles o grados de madurez” en A Coruña.

En su lista aparecen proyectos premiados como Fan Square, formativos como el de la Escuela de Moda Goymar, de entretenimiento como Karting Marineda o dedicados a la restauración como es el caso de La Bottega. Por impulsar, desde su empresa y gracias a la mediación de AJE, lo ha hecho incluso a una pescadería de calle (nada de grandes negocios exportadores).

Dice que “da igual el sector” porque cada cuál tiene sus retos por delante y por eso en el acompañamiento que ejercen hacen “diagnosis muy prácticas” para que sean entendibles por todo tipo de emprendedores. Eso sí, cada marca tiene “necesidades diferentes y hay que reenfocar su estrategia a medio plazo”, incluso la de las empresas familiares a las que a veces el futuro se les escapa de las manos. El objetivo final es “garantizar que el tejido empresarial gallego” o, en este caso coruñés, “sea viable”.

Martínez reconoce que la pega que le ve a las pymeses precisamente esa: que son pequeñas. “Falta dimensión, tanto financiera como fiscal, mercantil y estratégica”. En este sentido, lamenta que en la ciudad –al igual que ocurre en toda la comunidad con las tierras– se peque de minifundio.

Sabe de lo que habla porque junto con sus compañeros ha buceado dentro de más de 150 empresas, ya que la tarea que les encomiendan entidades como AJE (y su forma de trabajar desde el origen) es entrar de pleno en la empresa para saber qué es lo que ocurre dentro de ella. No les vale lo que les cuenten porque esos testimonios están siempre viciados. Al final vienen a ser una suerte de jefes infiltrados que, a diferencia de en la televisión, van de cara y no se esconden para descubrir qué falla y marcar las pautas y la estrategia a seguir para solucionar ese escollo en el que se tropieza.
Cuando se le pregunta al experto de qué pecan las pequeñas y medianas firmas de la ciudad no lo duda: “En general, no saben qué tienen de diferencial con respecto a otras del mismo sector” y hay que trabajarlo.

“Los empresarios coruñeses se enamoran de sus proyectos y no evalúan con los ojos de los clientes, que es lo que deberían hacer para analizar si volverían a pagar por el producto, si tiene una estimación positiva...”, rememora. Una de las mayores garantías del éxito de las marcas que ha tutorizado ha sido que las personas fuesen “los principales críticos” de sus ideas.

El colaborador de AJE reconoce que casi todos los proyectos partían de buenas ideas que necesitaban “pulirse o cierta maduración” que las hiciera más competitivas en el mercado coruñés, si bien también hubo pasos en los que se topó con iniciativas “no viables”.

Las pymes coruñesas tienen quien las haga “diferentes”

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