“Podemos ‘arizonear’ desde un combo afrobeat etíope hasta una balada de piano”

“Podemos ‘arizonear’ desde un combo afrobeat etíope hasta una balada de piano”
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Para ellos, tocar en Galicia es como hacerlo en casa. Los vallisoletanos arizonearán en directo después de estirar la goma para un nuevo disco donde sus barbas son más sofisticadas que nunca. Salen del campo a la ciudad.

Con los dos pies en el mercado, ¿tenían que jugársela en “Secret Fires”?
Sí, porque con el primer disco estábamos fuera del radar, muy subterráneos. Con el segundo “Second to none” que, en realidad, fue el primero casi oficial, nos dimos a conocer y nos marcó mucho, pero la personalidad del grupo ha ido arraigando y con el tercero y un pequeño EP, afianzamos el sonido. Ahora hemos optado por estirar más la goma y no quedar en la misma parcela. Se trata de expandirnos por otros horizontes y seguir aprendiendo. Es inevitable. Somos muy sinceros en lo que hacemos y no queríamos encorsetarnos.

¿Cómo se ha tomado estos cambios el público?
Muchos que se habían encariñado con nuestra personalidad, han aprobado lo nuevo porque no es un disco ni rupturista ni continuista. Solo que probamos nuevos recursos.

¿Cuáles son esas novedades?
En el álbum hay algo más que las guitarras, percusiones y voz. Es un producto más colorista con arreglos de piano y órgano, algún bajo y percusiones. Incluso el batería utiliza cubos de basura y rasca un radiador, lo que pasa es que después suena muy integradito. Queríamos dejarnos llevar para ver cómo las interpretábamos después en directo en modo trío power acústico. Es un disco más barroco y preciosista. Nos hemos sofisticado un poco, yendo del campo a la ciudad.

¿Y esto cómo se traduce en el directo?
Es más crudo e intenso. Lo que pierde en arreglitos se gana con la energía del grupo tocando. El factor humano que tan difícil es de sacar en el estudio.

Algo que, en su caso, es su punto más fuerte.
Somos de esa escuela de grupos del directo. Es nuestro día a día. Estamos a diario dando conciertos, viajando y reencontrándonos con la gente en persona. Es parte del mundo musical que habitamos. Un momento de comunión y celebración.

¿Por qué se decidieron por lo analógico?
Hay muchos mitos sobre esto y al final en un disco tiene que haber buenas canciones. Hacía mucho que no lo grabábamos en analógico y aunque el soporte no es tan importante, el proceso cambia: tienes que traerlo muy claro de casa. Esto condiciona el método e incluso el ambiente. Es como salir de una zona de confort y resulta estimulante porque siempre salen cosas buenas.

En el disco hablan hasta de religión. ¿Qué temáticas tocan?
Sí, pero más que religiosa, es una reflexión filosófica. Después están los temas comunes como el escapismo y el paso del tiempo. Las percepciones extrasensoriales. Nos gusta el misterio y todas esas ciencias, pero también los temas sociales que recogen el enfado que tenemos la mayoría sobre cómo está todo. Lo nuestro son las grandes preguntas y todos –poetas, ensayistas y compositores– hablan de estas cuestiones. Cantando creemos que también se calman los miedos.

En el álbum se aprecian influencias de Beatles o REM.
Estamos abiertos a todo. A mí me marcó el grunche porque fue como una explosión cultural, algo que capturó el imaginario de varias generaciones, pero también escuché a bandas antiguas de distintas geografías. Si te grabase un CD para el coche sería muy variado. Y aunque mis compis tienen gustos más marcados, todo sale del consenso y en lo musical hay una química total. Podemos “arizonear” desde un combo afrobeat etíope hasta una balada de piano. Esto se aprecia de forma sutil porque tampoco queremos imitar. Siempre recreamos los estilos al servicio de nuestra personalidad y sí a alguien le suena a REM nos gusta, porque crecimos con ellos. Tampoco nadie puede escapar de la influencia de los Beatles. Más que innovar, nos preocupa ser personales.

¿Sigue con su carrera en solitario y con Corizonas?
Sí, estoy con tres proyectos a la vez. En solitario acabo de publicar “Bestiario” y aunque Corizonas es más puntual, intentamos pergeñar un nuevo disco.

Con la barba igual de larga.
De cara al verano igual nos la recortamos por el calor. Ahora ya choca menos porque está de moda, pero me parece bien eso de ponerse guapo para los conciertos.

“Podemos ‘arizonear’ desde un combo afrobeat etíope hasta una balada de piano”

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